Si sois amantes de las tartas de queso, ¡tenéis que probar esta receta! En el blog tenéis un montón de recetas de cheesecakes o tartas de queso, pero debo reconocer que esta es una de mis preferidas y que me sorprendió muy gratamente con el primer bocado.
Su textura suave y cremosa, junto a la jugosidad y ese toque dulce y cítrico a la vez, la hacen una tarta muy top. Combina con cualquier época del año: en invierno podemos sacarla 10 o 15 min antes de la nevera para que no esté tan fría, pero en verano la comeremos frequita recién sacada del frigorífico.
Os sorprenderá lo sencilla que es de preparar y os aseguro que los cheesecakes siempre quedan bien en una comida o cena, merienda o como capricho dulce a cualquier hora del día. Es una tarta muy ligera, gracias al queso mascarpone, y tiene un sabor muy delicado. ¿Empezamos?
Tiempo total: 30 min + 90 min enfriado horno + 4h enfriado final
Raciones: 1 molde 20 o 24 cm (12-14 porciones)
Dificultad: Fácil
Ingredientes base:
- 180 gr galletas Digestive
- 90 gr mantequilla
Ingredientes relleno:
- 250 gr queso mascarpone
- 300 gr Philadelphia
- 125 gr azúcar blanco
- 30 gr harina de trigo
- 200 ml nata para montar
- 4 huevos
- 1 limón
- Una pizca de sal
- 125 gr frambuesas frescas + cantidad deseada para decorar
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos triturando las galletas hasta conseguir un tipo de arena. Lo mezclaremos con la mantequilla, que previamente habremos derretido, y nos aseguraremos que todas las galletas se impregnen bien. Lo verteremos en un molde en el que previamente habremos puesto un papel de horno. Verteremos las galletas en el molde de manera uniforme y con la ayuda de un vaso o una cuchara alisaremos la superficie de la base de galletas y lo compactaremos bien. Lo llevaremos a la nevera mientras avanzamos con la receta.
Paso 2:
Cogeremos el queso mascarpone y la Philadelphia y los verteremos en un bol grande. Lo batiremos con unas varillas eléctricas hasta conseguir una crema homogénea. En este punto, agregaremos el azúcar y batiremos un par de minutos más.
Paso 3:
A continuación agregaremos la nata y batiremos unos 5 min para que la mezcla coja forma y se airee, pero sin llegar a que la nata se monte. Seguidamente añadiremos la harina y la sal. Cuando esté integrado, verteremos el zumo de limón y la ralladura del mismo, lo que le dará a nuestro cheesecake un toque cítrico y refrescante.
Paso 4:
El siguiente paso será agregar los huevos uno a uno y ligeramente batidos. No añadiremos el siguiente hasta que el anterior se haya integrado por completo. Cuando agreguemos el último nos aseguraremos que la mezcla esté lisa y sin grumos. En este punto, añadiremos las frambuesas y lo removeremos con una lengua pastelera y movimientos suaves, para evitar que se rompan.
Paso 5:
¡Es el momento de hornear nuestra tarta! Lo haremos en dos veces: primero hornearemos la tarta, con el horno pre-calentado a 220ºC, durante unos 12 min. Es un primer impacto de temperatura y pasado este tiempo inicial, bajaremos la temperatura a 100ºC y cocinaremos nuestro cheesecake unos 50 o 60 min, hasta que haya cuajado por completo. Lo veremos fácilmente, pues si movemos un poco el molde veremos que está firme. Si vemos que se mueve mucho, la seguiremos horneando.
Cuando veamos que está lista, apagaremos el horno y dejaremos la tarta dentro, para que enfríe lentamente dentro del mismo horno, evitando así que se nos agriete mucho la superficie y que no reciba mucho impacto de temperaturas. ¡Ah! Y no os preocupéis si se os baja un poco por el centro, es normal que al enfriar se hunda un poco, pero es perfecto para poner la decoración 🙂
Paso 6:
Cuando la tarta haya enfriado dentro del horno la sacaremos y la meteremos en la nevera durante, como mínimo, cuatro o cinco horas para que coja consistencia y nos quede una textura perfecta.
Pasado este tiempo de enfriado final, podremos pasar a la decoración, que es totalmente opcional, ya que la tarta sencillamente así está para chuparse los dedos. A mi me encantan las frambuesas y opté por cubrir toda la superficie con frambuesas frescas. Pero también podéis cubrirla con nata montada, confitura, mermelada, azúcar glas,… cualquier detalle dulce o afrutado le irá genial.
Para conservarla, lo mejor será guardarla en la nevera, tapada con papel film o con una tapa o porta-tartas, para evitar que se seque la superficie. Os recomiendo comérosla en 2 o 3 días, ya que lleva ingredientes que pueden ser delicados.
Os animo a preparar esta sencilla y deliciosa receta ¡y a que compartáis el resultado conmigo! No olvidéis utilizar el #Virutasdelimon y así no me perderé detalle.
Hola! te ha quedado con una pinta deliciosa! nos encantan las tartas de queso ! muchas gracias por la receta! besis
Muchas gracias 🙂 La verdad que las tartas de queso son siempre un éxito!