La schiacciata es una especie de focaccia toscana típica en Italia, que tiene la particularidad de ser bastante plana o fina y con una especie de huecos, además de que los toppings no pasan por el horno. Los italianos lo toman a modo de aperitivo antes de comer, pero también lo podéis preparar para una cena de pica pica. Se elabora como una masa de pan y se suele terminar con aceite de oliva y sal en la superficie, aunque cada vez se se prepara con más ingredientes y se puede encontrar de diferentes tipos.
Yo personalmente, habitualmente las preparo con un poco de tomate y rúcula, así como algún tomate seco. Hoy romperemos un poco la tradición y las pasaremos para el horno, para conseguir que el queso se derrita y darle un toque de calor.
En la receta que os traigo utilizo una masa quebrada, pero también podéis preparar vosotros mismos la base. Os recuerdo que en el blog tenéis 2 recetas de focaccia y otra de pizza y, de todas formas, abajo os dejo algunas indicaciones para prepararla.
Tiempo total: 30 min (si no preparamos la masa)
Raciones: 10 schiacciate
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 1 base de masa brisa o quebrada (también podría ser de pizza)
- 5 o 6 tomates maduros
- 1/2 provolone o mozzarella
- Orégano
- Albahaca y rúcula (opcional)
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos estirando la masa quebrada sobre la mesa de trabajo y la aplanaremos un poquito con un rodillo. Pincharemos toda la superficie con un tenedor, pues no queremos que suba durante el horneado, y la recortaremos entera con un cortador de galletas o un vaso. Yo usé un vaso, pues era la medida perfecta que quería para hacer unos aperitivos. Con esa medida me salieron 10 schiacciate, pero si lo hacéis más o menos grande puede variar. También podéis duplicar la receta usando 2 masas.
A medida que vamos recortando círculos los iremos poniendo en una bandeja de horno con papel vegetal y los recortes los volveremos a unir y a estirar muy bien para hacer más porciones.
Paso 2:
Cuando tengamos todas las bases hechas, pondremos los toppings. Para ello, primero de todo pondremos una base de salsa de tomate casera. Simplemente debéis triturar los tomates maduros (también podéis comprar las latas que vienen enteros y pelados, son súper cómodas) y ponerlos en un cazo con una base de aceite de oliva y un poco de orégano. Taparemos y dejaremos que se haga a fuego lento hasta que coja textura como confitada. Podéis agregarle un poco de azúcar para que no esté amargo, es cuestión de irlo probando.
Paso 3:
Sobre el tomate colocaremos 3 cubitos de provolone y espolvorearemos con orégano. Lo llevaremos al horno, pre-calentado a 230ºC, y lo cocinaremos hasta que veamos que la base está dorada y el provolone bien derretido.
Al sacarlo lo serviremos directamente y, si lo deseamos, podemos añadir una hojita de albahaca fresca por encima.
Si optáis por cocinar antes la masa sin el topping o seguir la receta que os dejo más abajo, podéis usar como ingredientes tomates secos o cherry, hojas de albahaca o rúcula, mozzarella fresca, embutidos,… ¡lo que más os guste!
Son un aperitivo perfecto y rápido de preparar, que incluso os puede sacar de un apuro para una cena rápida y algo golosa ?
Nota – masa casera:
Si queréis preparar vosotros la base, podéis seguir la receta de focaccia o de pizza del blog, con la diferencia de que debéis aplanar mucho la masa y que no tenga aire.
Sino, aquí os dejo otras indicaciones: mezclamos con una espátula o cuchara de madera 500 gr de harina de trigo, 10 gr de sal, 230 gr de agua, 20 gr de aceite de oliva y 5 gr de levadura fresca y a continuación lo amasaremos bien hasta que quede una masa homogénea y que no se pegue a las manos. Os puede llevar entre 10 y 15 minutos. Pondremos la masa en forma de bola en un bol aceitado y dejaremos que leve al menos 2 horas, pero podría estar hasta 8. Pasado el tiempo de fermentación, pondremos la masa sobre la mesa de trabajo enharinada y dividiremos la masa en porciones de unos 90 o 100 gr, puede ser más o menos dependiendo del tamaño que queráis obtener. Bolearemos cada porción y la estiraremos con un rodillo hasta que quede bien fina, podemos en este punto también hacerle una especie de hollos con las yemas de los dedos, para conseguir el look típico de la focaccia. Cuando hayamos hecho todas las bolas, las pondremos en una bandeja de horno forrada con papel vegetal y las hornearemos a 230ºC unos 10 minutos, cuando veamos que empiezan a estar doradas y crujientes, las podremos retirar. Una vez fuera del horno le pondremos los toppings deseados y ¡listo!
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