Preparar pasta en casa es mucho más fácil de lo que nos imaginamos. Me encanta hacerla casera porque además de que está deliciosa, ¡da una satisfacción!
Hace unos días os enseñaba cómo preparar unos tortellinis rellenos de peras, cebolla, parmesano y albahaca. Hoy aprovechamos que hemos hecho nuestro Batch Cooking de primavera y que hemos asado un montón de verduras, para preparar unos raviolis rellenos ¡de sobras! Lo que más me gusta de la pasta rellena es que va casi con todo. Como el relleno suele ser una especie de puré, nos da mucha libertad para combinarlo a nuestro gusto. Solo debemos usar un poco la cabeza y nuestras papilas gustativas, para combinar sabores que liguen bien. Además, pensad siempre que debemos tener algún ingrediente denso, para que no nos quede un relleno demasiado líquido.
En esta ocasión me sobró un poco de calabaza, un tomate, cebollas y zanahoria, todo asado. ¡Y que no falte el parmesano!
Recordad que en el post de los tortellini os explico como preparar la masa sin máquina, así que no hay excusa para preparar este delicioso plato ?
Tiempo total: 90 min
Raciones: 200 gr pasta (2 personas)
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 200 gr harina de trigo
- 2 huevos orgánicos a temperatura ambiente
- 1 trozo calabaza
- 1 zanahoria
- 1 tomate
- 1/2 cebolla
- 1 puñado parmesano
- Salsa de tomate casera: 5 tomates pelados, 1 puñado de albahaca, 1 chorrito de aceite (opcional)
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos poniendo la harina en un cuenco o sobre la mesa de trabajo y haremos un hueco en el centro, donde colocaremos los huevos. Las indicaciones que os doy son para 2 platos de pasta, 200 gr, es decir para dos personas. Las proporciones son siempre por cada 100 gr 1 huevo, así que podéis agrandar la receta siempre con esta proporción, en base a los comensales.
Paso 2:
Batiremos con cuidado los huevos dentro de la harina y poco a poco iremos incorporando la harina de las paredes dentro de los huevos, intentando no romper el volcán para que no se nos desperdigue el huevo. Cuando hayamos incorporado el huevo seguiremos con las manos. Amasaremos la mezcla unos 10 o 15 min, haciendo fuerza con la palma de la mano y doblando la masa sobre sí misma, estirando y volviendo a doblar. Seguiremos hasta que nos quede una masa elástica y poco pegajosa.
Haremos una bola y la envolveremos en papel film. La llevaremos a un lugar fresco, pero nunca en la nevera, y la dejaremos reposar entre 30 min y 1 hora. Os recomiendo que la dejéis toda una hora, sobretodo si hacéis más cantidad. Lo que sí es importante es que no la dejéis más de 4 horas.
Paso 3:
Mientras reposa la masa prepararemos el relleno. Si hemos hecho el Batch Cooking tendremos ya las verduras asadas y solo tendremos que ponerlo en un bol o vaso batidor y triturar toda la mezcla, junto con el parmesano.
Como os decía, podéis escoger otras verduras o variarlo en función de las «sobras» que tengáis del Batch Cooking.
Si no habéis hecho el mealprep, simplemente deberéis asar las verduras al horno (o incluso saltearlas en una sartén) y cuando estén bien cocidas dejarlas enfriar por completo. Después las trituraremos igual que con el punto anterior, junto con el queso. Reservaremos.
Paso 4:
Cuando la masa ya haya reposado, será el momento de estirarla. Allanaremos un poco la masa para que entre por el rodillo. Pondremos la ruedita de los números en el número más grande (depende de las máquinas, puede ser el 1 o el 9). Pasaremos toda la masa por el rodillo dos veces y repetiremos el proceso bajando cada vez el número del grosor, cada vez pasándola dos veces. De todas formas, para los raviolis tampoco la necesitamos hiper fina, así que yo paré en el 3, para que aguantara bien el relleno. Para que la masa no se pegue, es importante espolvorear muy ligeramente de harina la lámina de masa mientras la estamos trabajando, entre pasada y pasada. Pero como os digo, muy poquito o nos quedará súper seco.
Si la plancha de masa se hace muy larga es mejor cortarla y seguir en dos tandas, pues se nos puede romper o pegar y tendríamos que volver a empezar. Siempre la masa que no usemos es mejor dejarla cubierta para que no se seque. Si la masa se rompe al estirarla, volved a doblarla y a repetir el proceso, poco a poco se hará más elástica.
Os recomiendo que estiréis la masa por partes. Cortáis un trozo de masa y la trabajáis, mientras dejáis envuelto el resto en papel film para que no se seque.
Paso 5:
Cortaremos toda la masa en círculos del tamaño deseado. Yo tenía un cortador de galletas redondo de unos 4 o 5 cm de diámetro que me iba perfecto, pero podéis hacerlo más o menos grande. Y no necesitáis ningún cortador, podéis hacerlo con un vaso o cualquier otro utensilio.
Si es vuestra primera vez o no sois muy expertos os recomiendo hacerlo un poco más grande para trabajarlo bien, también si queréis poner bastante relleno. Como todo en la cocina, es cuestión de práctica, así que a medida que lo vayáis haciendo veréis como encontráis vuestros truquitos y perfeccionáis el resultado. Tampoco queremos hacerlo muy grande porque la masa fresca aumenta de volumen al cocerla.
Pondremos un poquito del relleno en el centro, sin pasarnos, pues sino no lo podremos cerrar. Rellenaremos la mitad de los círculos, intentando ser un poco ágiles para que no se nos seque la masa.
Paso 6:
El proceso de formado es muy sencillo. Cubriremos con los círculos sin masa los que sí tienen rellenos, apretaremos los bordes con los dedos y sellaremos con un tenedor. Debemos presionar todo el borde para cerrarlo.
A medida que los vayamos formando los iremos dejando sobre una bandeja o plato ligeramente enharinados y luego los cocinaremos. Os recomiendo que vayáis tapando con un trapo o papel film los que vayamos haciendo para que no se sequen o ir cocinándolos por tandas.
Paso 7:
Para cocinarlos simplemente deberemos llevar a ebullición abundante agua (1 litro) con sal. Cuando hierva verteremos los raviolis dentro y cuando floten y salgan a la superficie sabremos que están listos. Pueden tardar entre 1 y 5 minutos. Los colaremos y los pondremos en el plato.
Verteremos por encima la salsa de tomate casera que hemos preparado y parmesano, aunque ambos son totalmente opcionales. Podemos acompañarlos de otra salsa o servirlos con un chorrito de aceite. Incluso con un poco de mozzarella o burrata derretidas. Brrr, ¡se me hace la boca agua!
Recordad que la pasta fresca, una vez hervida, se conserva sólo un día, como mucho hasta el día siguiente. Y ya os dejo para que podáis disfrutar de esta delicia. ¡Como adoro la pasta! ??