Cuando uno le pierde el miedo a las cosas, ¡luego no puede dejar de hacerlas! Eso me pasó a mi con la masa quebrada casera. Siempre le tenía mucho respeto y evitaba a toda costa prepararla, dado que suele ser el ingrediente principal de la elaboración que se vaya a preparar con ella, y quería evitar el desastre. Pero con referencias sencillas y consejos muy top me animé a preparar mi propia masa ¡y suerte que lo hice! Desde entonces siempre que hago una tarta, una quiche, un aperitivo,… no dudo en hacer yo misma la masa porque el resultado es increíble. No solo por el sabor, si no también la satisfacción de saber que el plato lo has preparado todo todo.
Este fin de semana tenía amigos en casa y quería sorprenderles con una cena variada diferente y, en vez de preparar una quiche clásica, me animé con esta tarta salada de peras y queso. ¡Me pareció una receta muy otoñal! La peras me transportan totalmente al otoño e incluso el color resultante de la quiche tras el horneado representaba al 100% esta época.
Lo divertido de esta receta, además de ser original (y algo arriesgada, todo sea dicho ?), es que el contraste que se crea entre el dulzor de la pera y el sabor intenso del queso de cabra y queso feta es exquisito. Además las quiche o tartas saladas son muy versátiles, ya que podemos servirlas frías o calientes según la ocasión y están igual de ricas de ambas maneras.
Tiempo total: 135 min (1 hora es enfriado de la masa)
Raciones: 1 molde redondo de 24 cm (aproximadamente)
Dificultad: Media
Ingredientes masa quebrada:
- 300 gr harina de trigo
- 150 gr mantequilla fría
- 1 yema de huevo
- 1 pizca sal
- 1/4 cdita agua fría (o más o menos según necesidad)
Ingredientes relleno:
- 3 o 4 peras grandes
- 180 gr queso cabra
- 50 gr queso feta (u otro queso azul de vuestro agrado)
- 3 huevos L
- 200 ml leche
- 200 ml nata para cocinar
- 1 pizca sal
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la masa quebrada. Para ello, pondremos en un bol batidor la harina (previamente tamizada) junto a la pizca se sal y la mantequilla bien fría y cortada a cuadritos pequeños. Batiremos a velocidad media-alta hasta que se formen una especie de grumos o migas. En este punto será cuando agreguemos la yema de huevo previamente batida, sin dejar de remover. Seguiremos batiendo hasta que se integre por completo y después comprobaremos la consistencia de la masa con una lengua o espátula. Si vemos que está más o menos compacta, pero no seca, y que no se pega a los bordes del bol, estará lista. Si vemos que está un poco seca, le podemos añadir el 1/4 de cdita de agua o más si necesario, hasta conseguir la textura necesaria.
Paso 2:
Haremos una bola con la masa y la pondremos sobre papel film. Con las manos la allanaremos un poco para que al sacarla de la nevera nos sea mucho más fácil estirarla. La taparemos bien con papel film, evitando el contacto con el aire para que no se seque, y la llevaremos a la nevera 1 hora.
Paso 3:
Pasado el tiempo de enfriado, sacaremos la masa de la nevera y la pondremos entre 2 láminas de papel vegetal o de horno para estirarla. Con la ayuda de un rodillo la iremos estirando hasta conseguir un grosor de unos 6 mm. Yo tengo un rodillo con unos discos en la punta que miden el grosor, pero con uno normal también se puede hacer, controlando siempre que nos quede uniforme y del mismo grosor toda la superficie.
Paso 4:
Después trasladaremos la masa al molde de quiche elegido. Podemos utilizar un molde desmoldable o una fuente redonda de cristal, ambos previamente engrasados. Para evitar tocar la masa con las manos, colocaremos el molde sobre la masa (retirando el primer papel vegetal) y luego le daremos la vuelta para que la masa quede por encima. Retiraremos el papel vegetal inferior y acomodaremos la masa en el molde, presionando con cuidado y delicadeza. Retiraremos el sobrante con un cuchillo, tiene que quedar hasta el borde del molde. Y si en algún punto nos ha quedado alguna grieta o hueco sin cubrir, agregaremos masa del recorte y presionaremos para «tapar» el «desperfecto».
Paso 5:
Cubriremos toda la superficie con papel de aluminio y verteremos abundantes legumbres para generar peso sobre la masa y evitar que suba durante el horneado. Una vez hecho este paso, hornearemos la masa, con el horno pre-calentado a 180ºC, durante 15 min. Retiraremos la masa del horno y dejaremos enfriar unos 10 min antes de quitar las legumbres y papel de aluminio.
Paso 6:
Mientras enfría la masa, prepararemos el relleno. Para ello pelaremos y cortaremos a taquitos pequeños las peras. También mezclaremos los dos quesos, cortados o desmenuzados. En un bol grande, batiremos los huevos y luego verteremos la leche y nata para montar, junto con la sal, e integramos bien.
Paso 7:
Primero pondremos la mitad de las peras y por encima la mitad de los quesos. Repetiremos el proceso poniendo la segunda mitad de peras y la segunda mitad de quesos, de manera que el relleno quede uniforme y bien repartido por toda la quiche. Por encima verteremos los líquidos, que serán los que ayuden a que cuaje el relleno.
Paso 8:
Una vez rellenada la tarta, la llevaremos al horno pre-calentado a 190ºC durante 30-45 min. Dependerá mucho del horno, por lo que deberemos fijarnos en el color que toma la quiche. Cuando esté bien dorada por encima y veamos que se ha cuajado, la podremos retirar. No os preocupéis si veis un poco de líquido por encima, pues es de las peras (sobre todo si son maduras), pero una vez enfríe se evaporará y quedará ¡perfecto!
Al sacarla del horno, la dejaremos reposar al menos 30 min para que termine de cuajar con la temperatura ambiente y quede compacta. Podemos comerla así, todavía caliente, o esperar hasta que esté completamente fría.
Y aunque hoy os traigo esta opción, recordad que podéis utilizar otros quesos o incluso otro relleno distinto. Solo necesitáis una buena masa quebrada y los huevos, leche y nata para cuajar. Después solo hay que dejar volar la imaginación o los antojos ?