La quiche es una tarta salada archiconocida. Proviene de la cocina francesa y se compone de una base de hojaldre o masa quebrada y que se rellena tradicionalmente de huevos batidos y crema de leche fresca y espesa (o nata), mezclada con verduras y/o productos cárnicos. A mí personalmente no me gusta usar nata, por lo que suelo optar por leche, que puede ser de origen vegetal sin problema. Para darle más consistencia, así como sabor, suelo añadir siempre algún tipo de queso.
Los rellenos de la quiche pueden ser infinitos, realmente es un plato muy versátil. Creo que cualquier verdura le iría bien, si se hace un buen sofrito no puede nunca quedar mal. También se puede optar por bacon, como es el caso de la famosa quiche lorraine, carne picada, salmón ahumado,… Hoy concretamente cocinaremos una quiche de puerros con tomates cherry y queso emmental. Es una receta muy fácil y práctica, sobretodo si compramos la masa quebrada ya hecha. Se puede comer fría o caliente y de ambas maneras está riquísima. Y, como os digo, he usado queso emmental, pero porque es el que tenía en casa estos días en que no se puede salir mucho a comprar. Pero podríais usar cualquier tipo de queso: cheddar, parmesano, cabra, queso azul,…
¡Ah! Y si os animáis a preparar la base de forma casera, aquí os dejo una receta sencilla y que queda muy rica. Como veréis, esta es otra idea de quiche muy distinta, en la que usamos peras. ¡Riquísima!
Otras recetas de masa quebrada que os pueden servir y que son de lo más sencillas:
El puerro suele ser un ingrediente bastante olvidado y a mí la verdad que me encanta. En purés, en sofritos, en cremas frías… La verdad que en casa usamos tanto los puerros como las cebollas, pero es cierto que el puerro tiene un sabor más delicado que la cebolla. Además, es una verdura fácil de preparar y que contribuye a armonizar los sabores entre sí. Se adapta muy bien a diversidad de elaboraciones, desde salteados rápidos a estofados de cocción lenta y prolongada.
El puerro tiene pocas calorías y muchos nutrientes como el calcio o las vitaminas C, E y B6, por lo que ayuda a mejorar la circulación de la sangre y a bajar el colesterol malo. También son ricos en fibra y esto favorece el tránsito intestinal, la digestión y combate el estreñimiento. Además, esta fibra también ayuda a aumentar la flora intestinal. Es un ingrediente ideal en las dietas de adelgazamiento, siempre que se cocine hervido o a la plancha. Al tener mucho potasio y poco sodio previene enfermedades como la hipertensión, la gota o los cálculos renales, además de combatir la retención de líquidos. El aceite esencial que contiene el puerro actúa sobre las vías respiratorias y ayuda a expectorar. Asimismo, la presencia de sustancias mucilaginosas y expectorantes contribuye a mejorar faringitis, laringitis, afonías y bronquitis. Previene la formación de varices y otros trastornos venosos por su beneficiosa acción sobre los vasos sanguíneos y sus propiedades fibrinolíticas.
Y no me enrollo más, solo deciros como siempre que os hagáis vuestra la receta y la adaptéis según vuestros gustos o los ingredientes que tenéis en casa. Y no olvidéis que si me seguís por Instagram tendréis acceso a recetas en directo por stories, a ideas de cocinado para estos días de confinamiento y también nos pondremos cara para conocernos un poquito mejor.
Ánimo en estos tiempos duros, estamos todos unidos.
Tiempo total: 70 min (con masa quebrada comprada)
Raciones: 1 quiche
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 1 lámina de masa quebrada (ver arriba las varias opciones disponibles en el blog)
- 2 puerros medianos
- 10-12 tomates cherry
- 3 huevos camperos
- 120 ml leche o bebida vegetal
- 80 gr queso emmental (o queso al gusto)
- Sal y pimienta al gusto (y/o especias al gusto)
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos cortando el puerro en rodajas finas y los tomates cherry por la mitad o en rodajas. De forma opcional, para decorar la quiche, podemos reservar unas rodajas de puerro y cherry a parte para añadirlas al final.
Calentaremos una sartén con un chorrito de aceite y pondremos primero el puerro. Cuando empiece a cocerse, añadiremos los tomates y dejaremos que todo poche un poco. No hace falta cocinarlo al 100% porque luego irá al horno.
Paso 2:
Mientras preparamos el relleno, cocinaremos la base. Ojo porque yo os he dado los tiempos y pasos contando con una base de masa quebrada comprada, pero si la hacéis en casa los tiempos y procesos pueden variar.
Extenderemos la masa y la estiraremos un poco con un rodillo. Luego la colocaremos en el molde para quiche o el que tengamos a mano, sobre un papel vegetal. Mi bandeja redonda tiene 24 cm de diámetro, por si os sirve de guía. De forma opcional, podemos doblar los bordes de la masa sobre sí misma, para hacer una especie de reborde decorativo, pero ya os digo que no es necesario.
Pincharemos la masa y la cubriremos con papel de aluminio o vegetal. Encima verteremos cualquier tipo de peso. Existen pesos especiales para esto, pero yo simplemente uso un montón de garbanzos crudos que cubran bien toda la superficie. Cuando los saco del horno los guardo en un recipiente de cristal hermético y los vuelvo a aprovechas 4 o 5 veces como mínimo. En los destacados de mi Instagram tenéis una foto del detalle.
Así, nos llevaremos la masa al horno, pre-calentado a 180ºC, durante 20 minutos.
Paso 3:
Cuando tengamos las verduras pochadas las pondremos en un colador fino para que vayan soltando el exceso de aceite/agua.
Mientras, en un bol, batiremos los huevos con la leche. Luego salpimentaremos al gusto e incluso podemos añadirle alguna especia que nos guste, como perejil o albahaca. Añadiremos también el queso y lo mezclaremos muy bien para que nos quede una mezcla homogénea.
Cuando veamos que ya no sale aceite de las verduras, las añadiremos también al bol y removeremos para integrar.
Paso 4:
Sacaremos la masa del horno y, con cuidado, retiraremos el papel de aluminio o vegetal con los pesos o legumbres. Verteremos dentro la masa de nuestro bol. De forma opcional, pondremos unas rodajas de puerro y tomate (que teníamos reservadas del punto 1). También, si deseado, se puede espolvorear un poco de queso por encima (por ejemplo rallar un poco de parmesano) o alguna especia.
De nuevo lo llevaremos al horno entre 20 y 30 minutos o hasta que veamos que se ha cuajado y que tiene un color dorado. Al sacarla del horno la podemos servir de inmediato y consumir en caliente o también podemos comerla fría. Bien tapada, en un recipiente hermético, os aguanta bien un par o tres de días en la nevera.
Y así de fácil es preparar este plato, perfecto para una comida, cena o celebración especial. También es una buena idea para una reunión de picoteo, se puede cortar en pequeñas porciones y es muy fácil de comer con la mano.
Voilà!