¿Hay algo más típico en Navidad que los polvorones? Quizás los turrones, ¡pero ahí ahí estás los dos! En general me encantan los dulces navideños, con sus característicos sabores a especias y frutos secos, ¡toda una delicia!
Estamos muy acostumbrados a comprar todo tipo de dulce, pero ¿y si los preparamos en casa? Si os animáis a preparar polvorones de forma artesanal, comprobaréis la gran diferencia que hay con los industriales. Los mantecados se supone que deben derretirse en la boca y no siempre pasa con los comprados. Los elaborados en casa son tan ligeros que en cuanto tocan tus labios ya se deshacen en tu boca, sin olvidar el crujiente de la capa exterior decorada con ajonjolí. Además, que cualquier dulce casero resulta todavía más especiales por haberlo preparado con nuestras propias manos, ¡eso es insuperable!
Veréis que no necesitaréis ingredientes raros o difíciles de encontrar, son muy comunes y el paso a paso es muy sencillo, ¡prometido!
Y una curiosidad antes de empezar, ¿sabíais que se presentan envueltos en papel encerado para así poder aplastarlos antes de comerlos y evitar que se desmigajen?
Tiempo total: 50 min + 90 min enfriado
Raciones: 15-20 polvorones
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 350 gr harina de repostería
- 40 gr almendra molida
- 80 gr azúcar glas
- 150 gr manteca de cerdo a temperatura ambiente
- 2 cdas colmadas canela
- 1 cda manteca de cerdo para el acabado
- 3 cdas ajonjolí/sésamo para el acabado
Elaboración:
Paso 1:
Lo más importante de esta receta es el tostado de las harinas. Es necesario que enfríen por completo, por lo que os recomiendo hacer este paso la tarde anterior o a primera hora de la mañana y seguir la receta a mediodía. En un bol grande tamizaremos y mezclaremos la harina de repostería con la almendra molida y lo removeremos bien. Después lo verteremos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y las hornearemos a 130ºC (pre-calentado) durante unos 30 minutos, removiendo de vez en cuando con una espátula.
Veremos como las harinas poco a poco de van tostando y cogen como un tono dorado, es lo que buscamos. Pero sí que debemos controlar muy bien que no se pase y se nos queme, ya que eso echaría a perder nuestros polvorones. Una vez las harinas estén secas y tostadas, las retiraremos del horno y las dejaremos enfriar por completo en la misma bandeja.
Paso 2:
Cuando las harinas estén completamente frías, las tamizaremos en un bol grande, en el que haremos toda la mezcla. No os preocupéis si os cuesta un poco, las harinas se apelmazan ligeramente y cuesta un poco, pero con paciencia se consigue. Formaremos un agujero en el centro en el que verteremos todos los ingredientes exceptuando los que son para el acabado final. Amasaremos con las manos, como si «chafáramos» la mezcla, hasta conseguir una masa compacta y homogénea. Entonces, haremos una bola con ella y la envolveremos en papel film. Nos la llevaremos a la nevera un mínimo de 30 minutos, pero si es 1 hora todavía mejor.
Paso 3:
Pasado el tiempo de reposo y enfriado de la masa, la estiraremos con la ayuda de un rodillo sobre un papel vegetal o una superficie antiadherente. No queremos que sea una masa muy fina, los polvorones suelen ser gorditos, así que 2 cm será un buen grosor. ¡Pero podéis hacerlos del tamaño que más os gusten!
Para que os sea más sencillo, podéis chafar un poco la masa con las manos y luego igualarlo con el rodillo. No os preocupéis si se os agrieta por los bordes, es normal. Si presionáis ligeramente, por la manteca de cerdo, veréis que se recompone sin problema. Cortaremos toda la masa con un cortador redondo de unos 5 cm. También lo podéis hacer con un vaso o variar la medida según deseado. Yo os indico las referencias para unos polvorones estándar, ¡pero para gustos colores!
Paso 4:
A medida que vayamos haciendo los polvorones los trasladaremos a la bandeja de horno forrada, con una separación de unos 2 o 3 cm entre ellos, no crecen mucho en el horneado, así que pueden estar bastante juntos. Cuando hayamos recortado la masa, volveremos a unir los sobrantes, haremos una bola, la estiraremos y recortaremos más polvorones. Así hasta acabar con toda la masa.
Debemos ser muy cuidadosos cuando los vayamos trasladando, ya que es una masa muy delicada.
Paso 5:
Derretiremos la cucharada de manteca en el microondas y, con al ayuda de un pincel, pintaremos ligeramente la superficie de todos los polvorones. No es necesaria mucha cantidad, lo justo para que cuando esparzamos el ajonjolí se pueda pegar. Como comentado, una vez pintados los polvorones, cubriremos son sésamo toda su superficie. Después, los taparemos con papel film, intentando tocar los dulces lo mínimo posible, y los llevaremos a la nevera 1 hora.
Paso 6:
Una vez los polvorones hayan enfriado, pre-calentaremos el horno a 200ºC y, una vez alcanzada la temperatura, los hornearemos unos 15 minutos o hasta que esté dorados. Debemos controlarlos muy de cerca para que no se nos quemen. En el momento en que veamos que los bordes empiezan a coger un tono tostado, estarán perfectos para sacarlos. Retiraremos la bandeja del horno y los dejaremos enfriar por completo en la misma fuente.
Una vez fríos, es hora de presentarlos en los papeles encerados tan típicos de este dulce. Son fáciles de encontrar en tiendas especializadas o en Internet, yo los compré aquí. Con cuidado, recordad que es una masa súper frágil, los pondremos en el centro del papel boca abajo, es decir con el sésamo sobre el papel, y doblaremos cada mitad hacia el centro, sobre el polvorón. Enrollaremos las dos esquinas ¡y listo! Si se conservan en recipientes de lata o herméticos se mantendrán en perfectas condiciones durante dos semanas, lo que es perfecto para poder adelantar recetas antes de que lleguen los días festivos como tal y que luego todo sea más ágil.
¿Quién se anima? Compartid vuestras creaciones conmigo y etiquetadme con @Virutasdelimon o #Virutasdelimon que me muero de ganad de verlo.
¡Feliz Navidad!