Hoy vamos a preparar una receta muy sencilla pero con la que seguro sorprenderás a tus comensales, pues se ve súper elaborada y está deliciosa. Prepararemos un pollo agridulce al estilo chino, con una salsa de miel y con sésamo. Y no es un pollo agridulce cualquiera, sino la receta original. ¿Quién necesita ir a los restaurantes de comida china, pudiendo preparar el plato en casa?
En casa no solemos comer muchísima carne, pero siempre tenemos algo de pollo en el congelador para sacarnos de un apuro, es como nuestro comodín. Como se puede preparar de maneras tan variadas, nos gusta siempre tener alguna pechuga para prepararlo asado, guisado, frito, horneado, relleno,… nos resulta muy útil. Y dentro de este largo listado de posibilidades también encontramos esta receta asiática de pollo frito. No será la más saludable de todas, eso no, pero que está rico y para chuparse los dedos, de eso no hay duda alguna.
Además de la miel y el sésamo, los principales ingredientes de esta receta, el pollo se impregna de un montón de aromas y sabores gracias a las especias y otros ingredientes usados para la salsa: soja, clavo, jengibre, limón, canela,… El listado de ingredientes quizás os parece un poco largo, pero que no os asuste, en realidad se ponen todos dentro de una olla y a hacer chup chup. El proceso es muy sencillo y os animo mucho a probarlo. En casa lo hemos complementado con un poco de arroz, pero combina muy bien también con unos fideos o unas verduras asadas. Hemos optado por cortar el pollo en cubos, como en la receta original, pero podríamos hacer la misma receta con la pechuga de pollo entera, cortada en filetes o en tiras.
Además de ser un plato muy vistoso y colorido, la preparación del pollo es bastante singular, ya que al marinarlo con la soja y rebozarlo en Maicena (harina de maíz), se consigue que al freírlo tenga una textura crujiente y tierna a la vez, es algo muy especial. ¡Y su sabor ya ni te digo! Por otro lado, tenemos la salsa agridulce, que se prepara por separado y que se integra al pollo una vez frito y cuando está ya un poco fría, para no perder la textura crujiente. Así el pollo se impregna de todo el sabor y resulta una explosión de aromas.
Por desgracia, seguimos confinados en casa y tendremos que conformarnos para comerlo con nuestro pequeño núcleo del hogar o con nosotros mismos, pero en cuanto este periodo pase y nos podamos reunir de nuevo todos, recordad esta receta porque estoy convencida de que vais a triunfar como anfitriones.
¡A la mesa!
Tiempo total: 40 min
Raciones: 2 personas
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 1 pechuga de pollo de corral
- Para el rebozado:
- 1 huevo
- 1 cda abundante de salsa de soja
- 50 gr Maicena (harina de maíz)
- Para la salsa:
- 60 ml agua
- 60 ml miel
- 1 cda salsa tomate (si es casera mejor) o concentrado de tomate o ketchup
- 1 cdita jengibre en polvo
- 1 cdita canela
- 5 clavos (o 1/2 cdita de clavo molido)
- 1/2 cda salsa de soja
- Zumo de 1/2 limón
- 1 puñado de semillas de sésamo
- Aceite para freír (yo uso de oliva suave, pero podéis usar el que tengáis)
- Edamames, espárragos, vegetales,… como complemento (opcional)
- Arroz como complemento (opcional)
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la mezcla con la que vamos a marinar el pollo. Para ello batiremos en un bol grande el huevo y la cucharada de soja. Cortaremos la pechuga de pollo en cubos de un tamaño similar y la agregaremos al bol. Removeremos muy bien y nos aseguraremos que todos los trozos estén bien cubiertos de la mezcla. Dejaremos reposar mientras seguimos con la receta.
Paso 2:
Pondremos todos los ingredientes de la salsa en un cazo. Lo llevaremos a fuego medio unos 10 min y lo iremos removiendo de vez en cuando para evitar que se pegue y se queme. Veremos como poco a poco va cogiendo consistencia. Cuando tenga una textura cremosa y tipo salsa, la retiraremos del fuego y la verteremos en un bol para que enfríe un poco.
Si queremos servir el plato con arroz, pondremos también a hervir la olla para cocinarlo. Lo mismo para cualquier otro complemento por el que queramos optar.
Paso 3:
Cuando ya casi tengamos la salsa, recuperaremos el pollo y agregaremos al bol la Maicena. Removeremos muy bien hasta que no veamos rastros de harina ni grumos. Nos quedará como una mezcla blanquecina y aún bastante líquida, pero no os preocupéis, así es como debe quedar.
Paso 4:
Calentaremos abundante aceite en una sartén un poco alta. Cuando esté caliente, regularemos el fuego para mantener un hervor suave, lo justo para que se fría el pollo (y no se cueza), pero no demasiado fuerte para que no se queme. Con las manos iremos cogiendo trozos de pollo, escurriendo un poco el exceso de líquido. Llenaremos la sartén, dejando un espacio de un par de dedos entre los trozos. Iremos dándole la vuelta al pollo para que se dore muy bien por todos lados. Cuando estén bien dorados los iremos colocando en una rejilla fina o un colador de malla con un plato abajo, para que suelten el exceso de aceite.
Repetiremos el proceso hasta freír todo el pollo.
Cuando tengamos todo el pollo cocinado, lo pondremos en un bol y verteremos la salsa atemperada por encima. Con la ayuda de una cuchara y con cuidado de no romper el rebozado, mezclaremos el pollo y la salsa. Cuando todos los trozos de carne estén bien brillantes, agregaremos las semillas de sésamos y volveremos a remover para que se reparta por todo el pollo.
Lo serviremos con el arroz o el complemento deseado.