La pizza tiene que ser una de las comidas más reconfortantes que existen en este planeta, ¿no creéis? Cuando no tenemos ganas de cocinar, cuando estamos tristes, cuando estamos con amigos,… siempre esta presente en nuestra vida y en cuanto le damos un bocado como que nada parece tan grave ¿no?
En el blog tenéis varias recetas de pizza, pero es que no me canso de preparar variantes. En casa cada viernes hacemos pizza, es como nuestra tradición y costumbre, y nos encanta prepararla casera. Al final solo es harina, agua y levadura y los toppings pueden ser de lo más saludables.
Esta masa os encantará, porque tiene cuerpo pero a la vez es súper crocante por abajo y en los bordes. ¡El secreto de la sémola! No os asustéis con la palabra «amasar» o con la dificultad media que os indico más abajo. Como toda receta de «pan» hay que seguir las instrucciones, cantidades y tener en cuenta los tips. Lo que más me gusta de esta masa de pizza es lo que os decía, esta textura no demasiado fina pero que cuando la muerdes tiene ese sonido crunchy… A eso le sumas el queso derretido, la salsa de tomate casera, los toppings… ¡es simplemente espectacular! Como base hoy concretamente usaré una salsa marinara de calabaza y tomate que me sobró de mi Batch Cooking otoñal, pero podéis hacer una salsa de tomate casera o comprar tomate frito. Incluso podríais hacerla bianca solo con queso. Como toppings opté por mozzarella fresca, jamón serrano y tomates secos, además del toque de la albahaca tras el horneado. Podéis personalizarla a vuestro gusto, incluso hacerla del todo veggie, como esta.
Recién sacada del horno, para cenar o a media tarde: podría comer pizza constantemente, a cualquier hora. ¿Tú también eres de los míos? Pues no me enrollo más y vamos a por esta pizza homemade y healthy.
¡Manos a la masa!
Tiempo total: 120 min (teniendo en cuenta el tiempo de fermentación)
Raciones: 2 personas
Dificultad: Media
Ingredientes:
- 300 gr harina panadera (podríais sustituirlo por harina de fuerza)
- 6 gr levadura panadera (levadura seca)
- 210 gr agua tibia
- 1 cdita sal
- 4 cdas aceite de oliva
- Sémola
- Salsa para la base: marinara o salsa de tomate (o al gusto)
- 8 lonchas jamón serrano
- 8 tomates secos
- 2 mozzarella fresca
- Albahaca fresca
Elaboración:
Paso 1:
Para preparar la masa, pondremos la harina, la levadura y la sal en un bol. Mezclaremos bien y entonces agregaremos el agua y el aceite y volveremos a remover con una cuchara o espátula. Cuando se hayan integrado un poco los ingredientes y no podáis seguir con el utensilio, lo pasaremos a la superficie de trabajo ligeramente enharinada.
Amasaremos de forma enérgica durante 15 minutos o hasta conseguir una masa elástica y que no se pega a penas a las manos. Si usáis una harina panadera de calidad, no hace falta que pase la prueba de la membrana, pues la propia harina ayudará a la fermentación de la masa. Si usáis harina de fuerza, seguid amasando hasta que estiréis un trozo de masa y podáis crear como una membrana que no se rompa.
Podéis usar el amasado francés (que os explico en este post), combinándolo con pliegues sobre la misma masa y presionando con las palmas de las manos.
Cuando esté a punto, haremos una bola y la pondremos en un bol con un chorrito de aceite en la base. Taparemos con papel film o un trapo y la dejaremos fermentar hasta que duplique el tamaño. Si es un entorno cálido en 1 hora puede estar lista, pero puede tardar hasta 2 horas.
Paso 2:
Cuando la masa ya haya levado, será el momento de montar la pizza. Para las cantidades que os hoy os salen 2 pizzas del tamaño que veis en la foto, pero si tenéis espacio en el horno podríais hacer 1 sola pizza muy grande.
Si optas como yo, por separar la masa en dos, simplemente deberemos cortarla por la mitad. Estiraremos cada mitad con un rodillo enharinado o con las manos sobre una hoja de papel vegetal, en la que previamente habremos espolvoreado un par de cucharadas de sémola de trigo. Este es el truco para que la base quede crujiente. Si tenéis una bandeja para pizzas, piedras o similares, podéis estirarla sobre la encimera y luego pasarla a la herramienta de cocción.
Paso 3:
Y por fin llega el momento de los toppings. En mi caso puse una buena base de salsa de tomate. Encima coloqué 1 mozzarella fresca por pizza, cortada en rodajas e intentando que cubra toda la superficie. Después desmenucé en tiras 4 lonchas de jamón serrano de calidad por pizza, colocándolo de forma repartida por toda la superficie. Repetí este proceso con los tomates secos, que hidraté previamente con agua caliente y que corté por la mitad.
Entonces nos la llevaremos al horno, pre-calentado a 250ºC. La cocinaremos entre 15 y 25 min, dependiendo del horno y del toque crujiente que le queramos dar.
Al sacarla, repartiremos unas hojas de albahaca fresca por encima ¡y listo!
Servimos inmediatamente porque no hay nada mejor que una pizza recién salida del horno ?