Si sois de los que os encandilan las recetas especiales para despertar la pasión en San Valentín, ¡debéis incluir esta panna cotta de fresas y plátano en vuestro repertorio de postres! Esta adaptación del clásico postre italiano enamorará el estómago de tu pareja, con su textura suave que se funde en la boca, y pondrá el broche de oro a una buena cena romántica. ¡Y ningún problema si estás sin pareja! Tu estómago te amará por preparar este maravilloso postre, que además podrás tener más días en la nevera por no tener que compartirlo ?
Estas panna cottas llaman mucho la atención y además son realmente apetecibles. Son un dulce ligero, fresco y sabroso. Son muy fáciles de preparar y en muy poco tiempo las tendrás enfriando en la nevera, eso sí, hay que ser pacientes con el enfriado, pues deben cuajar bien. Yo las decoré con un poco de nata montada, pero podéis presentarlas con un topping de mermelada, unas pastillas o decoraciones de chocolate, frutas variadas, siropes,… dejad volar vuestra imaginación.
Y ya para acabar, y nos ponemos ya con la receta, comentaros que no tenía intención de sucumbir este año a los corazones, pero las redes se llenan de ellos y al final es inevitable caer en la tentación, jajaja. Pero creo que el resultado ha quedado muy divertido y es una receta perfecta para cualquier celebración o día caluroso de verano. Obviamos el paso de cortar las fresas en forma de corazón y ¡listo!
Recordaros también que en el blog tenéis otra receta de panna cotta, que aunque está inspirada en Pascua, las base es la tradicional. Podéis obviar el paso de la gelatina de fresa y hacer solo la base.
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Tiempo total: 20 min + enfriado
Raciones: 2-4 panna cottas (según tamaño vaso)
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 1 plátano maduro
- 8 fresas
- 4 hojas de gelatina
- 250 ml nata líquida para montar + 50 ml para la decoración (opcional)
- Nibs de cacao y fresas extra para la decoración
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos hidratando las hojas de gelatina. Las pondremos en un bol y las cubriremos con agua fría hasta que estén blandas.
Paso 2:
Cogeremos 3 de las fresas más grandes y las cortaremos por la mitad. Después con la ayuda de un cortador en forma de corazón o con una plantilla, recortaremos cada mitad. Luego laminaremos cada corazón para que nos queden corazones más finos, que se pegarán al vaso. Cuando tengamos 6 o 7 corazones los reservaremos. Todos los recortes los iremos vertiendo dentro del vaso batidor. Pelaremos y cortaremos el plátano y trituraremos junto a las fresas, hasta conseguir un puré.
Paso 3:
Calentaremos la nata (los 250 ml), sin que llegue a hervir. Luego escurriremos las hojas de gelatina y las desharemos dentro de la nata caliente. A continuación lo verteremos dentro del vaso batidor y trituraremos junto con el puré de fresas y plátano. Yo no le añadí azúcar porque la panna cotta no suele llevar, además que la fruta estaba madura. La panna cotta suele ser poco dulce para añadirle sabor con los toppings, pero si lo deseáis podéis añadir endulzante en este punto.
Paso 4:
Pegaremos los corazones de fresa que teníamos reservados en los laterales de los vasos o recipientes en los que vamos a servir el postre. Luego llenaremos hasta arriba con la mezcla anterior. Nos lo llevaremos a la nevera un mínimo de 4 horas o toda la noche.
Cuando haya cuajado le añadiremos las decoraciones deseadas. Yo opté por montar un poco de nata con 1 cucharada de azúcar y servirla con una manga pastelera. Esparcir algunos nibs de cacao, corté algunas fresas y voilà, ¡postre acabado! Pero, como os decía arriba, hay un montón de posibilidades según vuestros gustos. ¿Con qué lo vais a servir?
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