Como sabéis, siempre os animo a preparar pan en casa y a perderle el miedo con recetas muy básicas y sencillas, al alcance de todos. Con cualquier tipo de pan se nota la diferencia entre los panes hechos en casa o comprados, pero con el pan de molde casero se nota especialmente. Os aconsejo que lo probéis aunque sea una vez, estoy convencida que os gustará tanto el resultado que lo vais a querer hacer muy a menudo.
¿Y qué es el pan de molde? La diferencia con el pan normal reside principalmente en su consistencia más blanda y tierna, obtenida por el uso de leche o mantequilla y azúcar. Esta «blandura» aumenta con la proporción de leche. La única nota a tener en cuenta antes de empezar con la receta es que tengáis en cuenta los tiempos de levado, pues fermentaremos la masa hasta 2 veces, lo cual puede oscilar entre 2 y 4 horas, dependiendo de la temperatura ambiente, además del proceso de amasado y horneado. Dicho esto, ¡a por ello!
Tiempo total: 50 min + fermentación (entre 2 y 4 horas)
Raciones: 1 pan de molde de 23 cm
Dificultad: Media
Ingredientes:
- 425 harina de fuerza
- 180 gr leche
- 10 gr levadura fresca
- 1 huevo
- 45 gr aceite de oliva
- 5 gr azúcar
- 10 gr sal
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos disolviendo la levadura en la leche, removiendo bien para que se deshaga e integre bien.
Paso 2:
En un bol grande o bol amasador, pondremos la harina y encima verteremos todo el resto de ingredientes: leche (con la levadura disuelta), el aceite, el huevo (previamente batido), la sal y el azúcar. Amasaremos a velocidad baja un par de minutos y después subiremos la velocidad y seguiremos entre 8 y 10 min. Si lo hacemos a mano, quizás debamos estar unos 15 min amasando, de forma enérgica y doblando la masa sobre sí misma y presionando sobre la superficie. La masa estará a punto cuando consigamos una consistencia fina, elástica y ligeramente pegajosa. Entonces haremos una bola con ella y la pondremos en un bol grande en el que pueda fermentar. La taparemos con un paño y dejaremos que leve hasta al menos duplicar su tamaño (alrededor de 1 o 2 horas dependiendo de la temperatura ambiente).
Paso 3:
Cuando la masa ya haya aumentado de volumen, la pondremos sobre la superficie de trabajo ligeramente enharinada y le daremos forma alargada (de la medida de nuestro molde). Después la colocaremos en un molde apto para pan y presionaremos la masa de manera que ocupe y rellene toda la superficie. Yo utilicé un molde perforado de Kitchen Craft de 23 cm, podéis verlo aquí. Pintaremos la superficie con abundante aceite y volveremos a tapar la masa con un trapo y dejaremos que vuelva a levar hasta duplicar su tamaño. Podéis esperar hasta que llegue al borde del molde o que sobresalga un poco.
Paso 4:
Pre-calentaremos el horno a 200ºC, cuando todavía le queden unos 10 min a la masa para levar. Cuando ya la tengamos preparada, bajaremos el horno a 180ºC y la hornearemos a media altura durante 35-40 min o hasta que veamos que se ha dorado por la superficie y si pinchamos en el centro sale limpio. Si pasado la mitad del horneado vemos que se nos dora demasiado, podemos cubrir la superficie con papel de aluminio.
Paso 5:
Cuando lo saquemos del horno, lo dejaremos 5 min en el horno y después de inmediato desmoldaremos para evitar que se humedezca o apelmace. Lo dejaremos enfriar en una rejilla.
Es imperativo dejar enfriar por completo el pan antes de abrirlo, para que se asiente perfectamente y se reseque menos. Sé que tendréis muchas ganas de probarlo, ¡pero calma! Pero en cuanto esté frío ya lo podréis devorar, a palo seco o acompañado ?