Una magdalena recién salida del horno, bien esponjosa y con su copete azucarado sobresaliendo de la base envuelta en el papel rizado, es una imagen a la que es difícil resistirse.
¡Me encantan las recetas clásicas! Saben a tradición, a recuerdos, a familia… Además estas magdalenas son un bocado muy jugoso y muy sencillo de preparar, pues utiliza ingredientes muy básicos y que seguro que todos tenemos en nuestras cocinas o despensas. Más abajo, en la elaboración de la receta, os cuento también un truquito para que os queden extra esponjosas, y que cuando las mojéis en vuestro café, leche, nesquik… se empapen bien y queden bien sabrosas.
Estas magdalenas clásicas caseras no tienen nada que envidiarle a las magdalenas compradas, sin duda infinitamente más ricas que las industriales. Además de que podemos controlar al 100% los ingredientes que usamos. Como toda receta tradicional, saludable lo que se dice saludable no es, pero démonos un capricho de vez en cuando. De todas formas, en el blog tenéis variedad de recetas de magdalenas o muffins, y podéis también controlar la cantidad de azúcar y grasas versionando la receta como más nos guste.
Podéis también añadirle a la masa unas frutas (frambuesas o arándanos le quedan genial), chocolate en pepitas o frutos secos.
Espero que esta receta os guste tanto como a mí y que os devuelva un poco a vuestra infancia o que os despierte recuerdos que teníais por ahí durmiendo. ¡Feliz día!
Tiempo total: 30 min + refrigerado (opcional)
Raciones: 12 magdalenas
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 2 huevos
- 170 gr azúcar blanco
- Ralladura de limón o naranja al gusto (o mix de ambas)
- 190 ml aceite de oliva (o girasol)
- 60 ml leche o 2 cdas yogur natural
- 210 gr harina de trigo
- 1 cdita levadura química
- 1 pizca sal
- 1 cdita esencia de vainilla (opcional)
- Azúcar blanco para espolvorear
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos batiendo con unas varillas eléctricas los huevos y el azúcar, hasta que blanqueen y aumenten su tamaño. Nos debe quedar una mezcla espumosa y con volumen. Luego agregaremos la/s ralladura/s y volveremos a batir para integrar.
Paso 2:
A continuación añadiremos la leche y la esencia de vainilla (si decidimos ponerla) y volveremos a batir integrarlo a la mezcla.
Paso 3:
Después iremos vertiendo poco a poco, con un chorrito fino el aceite, a medida que vamos batiendo para que se vaya integrando.
Paso 4:
Cuando la mezcla ya esté homogénea, tamizaremos la harina junto a la levadura y agregaremos también la sal. Batiremos a velocidad mínima lo justo hasta que se integre. Repasaremos con una espátula, y movimientos envolventes, para asegurarnos que no quedan restos de harina.
Paso 5:
Rellenaremos las cápsulas de cupcakes hasta arriba (si queremos que sobresalga el copete, sino podemos llenarlas 3/4) y espolvorearemos un poco de azúcar por encima de cada magdalena (también podríais añadirle canela si deseado). Luego nos llevaremos el molde a la nevera 2 horas o al congelador 1 hora. Este paso es opcional, pero es la clave para que os queden unas magdalenas extra esponjosas y super jugosas. Pero podríais hornearlo directamente.
Paso 6:
Pasado el tiempo de reposo, podemos volver a espolvorear un poquito de azúcar o canela sobre cada magdalena, y nos lo llevaremos al horno, pre-calentado a 200ºC, durante unos 15 o 20 min, o hasta pinchar y que salga limpio y el copetito esté dorado.
Al sacarlo del horno, dejaremos las magdalenas 5-10 min en el mismo molde y después las pasaremos a una rejilla para que terminen de enfriar sin que se remoje la cápsula.
¿Fácil no? Con muy poquito podéis tener un desayuno o merienda deliciosos.