Galleta clásica por excelencia, ideal para cualquier reunión en que tengamos invitados y queramos ofrecerles un detalle dulce y ser unos buenos anfitriones. Os aseguro que no es necesario tener demasiadas habilidades culinarias. ¡Mirad qué fácil es esta receta!
Tiempo total: 105 min
Raciones: 50 galletas
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 500 gr harina de trigo
- 250 gr azúcar glas
- 250 gr mantequilla temperatura ambiente
- 1 cucharada esencia de vainilla
- 1 huevo
- Pizca de sal
Elaboración:
Paso 1:
Ponemos en la batidora la mantequilla con el azúcar glas y lo batimos a máxima potencia durante 5 minutos.
Paso 2:
Añadimos el huevo y batimos hasta que se integre completamente. Seguidamente hacemos lo mismo con la esencia de vainilla.
Paso 3:
Bajamos la velocidad de la batidora al mínimo y vamos añadiendo la harina a cucharadas, previamente tamizada. Ves agregándolas de tres en tres y asegúrate que está bien integrado antes de verter las siguientes. Si ves que cuesta que se integre, puedes parar la batidora, mezclarlo bien con una espátula o lengua pastelera y seguir batiendo.
Paso 4:
Cuando veamos que ya se ha formado una masa homogénea y consistente, dejamos de batir y acabamos de mezclar con la espátula para que no queden rastros de harina. Es el momento de testear la consistencia: si la amasáis con las manos y no se os pega, ¡estará perfecta!
Paso 5:
Para que sea más fácil manejarla, dividimos la masa en 2 porciones iguales. Cogemos la primera y la ponemos sobre una lámina de papel vegetal. Colocamos encima otra lámina de papel de horno y lo aplanamos todo con la mano. Después, con la ayuda de un rodillo, la estiramos del centro hacia los lados para que nos quede el mismo grosor en todos lados. Os recomiendo usar un rodillo con medidor así os saldrán todas las galletas iguales. En este caso yo utilicé la opción de 6mm para las galletas clásicas y de 2mm para la opción decorada (¡más adelanta lo veréis!).
Paso 6:
Repetimos lo mismo con la otra mitad y colocamos cada masa estirada en una bandeja y las llevamos a la nevera durante 1 hora.
Paso 7:
Pasado el tiempo de endurecimiento, sacamos de la nevera las dos bandejas y retiramos los papeles superiores que reutilizaremos para colocar las galletas cortadas y llevarlas al horno. Es el momento de dar forma a nuestra masa. Escoged los cortadores que más os gusten y recortad la masa, intentando aprovechar el máximo de la misma.
*Nota: además de las galletas clásicas, como os decía antes, aproveché para hacer algunas rellenas. Para ello, utilicé la masa más fina porque hay que montar dos galletas y si son demasiado gruesas son demasiado grandes y densas. Lo que tenéis que hacer es recortar la galleta base (con un cortador más grande) por dos veces y en una de ellas recortar dentro de la misma la forma que queréis que tenga en el interior y por la cual se verá el relleno.
Paso 8:
Pre-calentamos el horno a 180ºC, con calor por arriba y por abajo.
Paso 9:
Una vez cortada toda la masa, hay que colocar las galletas a la bandeja de horno, dejando una distancia de aproximadamente 2-3 cm entre ellas, pues crecen un poco durante el horneado. Cuando trasladéis las galletas, intentad hacerlo con una espátula, ya que con el calor de las manos la mantequilla se puede derretir y desmontar la galleta. Si esta receta la hacéis en verano, tendréis que hacer este paso rápido. No os preocupéis si veis que os cuesta separarlas, la mantequilla es muy sensible a la temperatura: volvéis a ponerlo 15-20 min en la nevera y veréis como mejora la cosa ☺
Paso 10:
Los recortes sobrantes los podéis volver a unir en una bola, volver a estirar, refrigerar (esta vez con 30 min sería suficiente) y recortar.
Paso 11:
Horneamos las galletas durante 10 min o hasta que veáis que están doraditas por los laterales. Dependerá del horno y del grosor, veréis que las más finitas pueden estar listas en 8 min, pero las más gruesas necesitarán más tiempo para cocerse bien.
Paso 12:
Al sacarlas del horno, dejadlas reposar durante 10 min en la misma bandeja, pues si intentamos moverlas cuando aún están calientes y blandas se nos romperán. Pasado este tiempo, colócalas sobre una rejilla para que terminen de enfriar.
Paso 13:
¿Recordáis que habíamos hecho algunas más finitas para decorar? Si queréis darles un toque de sabor y color, simplemente debéis:
- Coger las galletas enteras y en la parte central esparcer un poco de mermelada de fresa (también podéis hacerlo con cualquier otra mermelada, chocolate, dulce de leche,… ¡lo que más os guste!). Sobre todo, que no llegue a los bornes, pero que sea un poco más grande que el dibujo que hayamos hecho en la otra galleta.
- Cogemos la galleta en la que agujereamos con una forma el interior y la colocamos encima de la mermelada, haciendo un poco de presión para que se pegue. Veréis que enseguida quedará fijada.
- Otros toques que podéis aplicar es esparcer un poco de azúcar glas a las galletas con el dibujo central, antes de colocarlas sobre el relleno, para así crear un mayor contraste de colores.
Ideales para una fiesta, desayuno, merienda, ¡o lo que sea! ¿No te han entrado ganas de cocinarlas ya de ya?