Os habréis dado cuenta que las últimas recetas del blog son casi todas con melocotones. Pero es que soy una fanática de esta fruta y además este verano me ha dado un extra de antojo que no veas. Y como su temporada es tan cortita, ¡pues hay que aprovecharlo!
Hacía mucho tiempo que tenía ganas de probar una galette, pero me daba un poco de cosa. Me explico: al tener que hacer la base de masa quebrada de forma casera (para esta receta no os recomiendo nada comprar la masa hecha), tenía miedo que fuera complicado y desperdiciar un montón de fruta riquísima porque la masa quedara cruda, se empapara con el jugo y se rompiera,… He preparado otras veces masa quebrada, como podéis ver en el blog, pero el hecho de tener que hacer más cantidad para casi cubrir la tarta, no sé, me daba respeto, ¡pero me animé! Y es que cuando vi cómo La Dulceneta preparaba su base, sabía que nada podía salir mal. Os prometo que es muy sencillo, solo hay que mezclar bien y esperar el tiempo suficiente de enfriado. El resto es pan comido.
Por cierto, ¿conocíais las galletes? Son tartas sencillas, como un híbrido entre una crêpe y una quiche, que generalmente se rellenan de fruta. Suelen tener un aspecto como rústico, imperfecto. Son ideales para darse un capricho dulce sin pasar horas metidos en la cocina, pues la masa es muy fácil de preparar y el relleno es muy sencillo. Y, como suele pasar en este tipo de tartas (dulces o saladas), lo mejor es que el relleno se puede variar tanto como se desee. En dulce podemos usar ciruelas, peras, manzanas, nectarinas,… Si queremos opción salada puerros, calabacín, cebolla, frutos secos,…
Volviendo al dulce, que es la que prepararemos hoy, lo ideal es que sean frutas carnosas para que no de deshagan durante el horneado, como es el caso del melocotón, y también jugosas. Hoy lo combinaremos con el toque ácido de las moras y los arándanos (también podríais usar frambuesas), que contrarrestan a la perfección la dulzura de los melocotones. Y el toque especial es que usaremos harina de almendra para la base, le dará un sabor y un crujiente ideales.
A veces no es necesario complicarse la vida para conseguir pasteles deliciosos y sorprendentes. Y os prometo que para esta receta vale MUCHO la pena encender el horno un 18 de agosto.
Tiempo total: 70 min (+ enfriado masa)
Raciones: 1 tarta (de 30 cm aproximadamente)
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- Para la base:
- 125 gr mantequilla a temperatura ambiente
- 125 gr harina de almendra
- 250 gr harina de trigo
- 100 gr azúcar glas (si hacéis una galette salada omitid el azúcar)
- 1 huevo
- 1 pizca sal
- Para el relleno:
- 3 melocotones medianos
- 100 gr moras
- 100 gr arándanos
- 2 o 3 cdas panela
- Zumo 1 limón pequeño o 1/2 grande (también podríais usar lima)
- 1 y 1/2 cda Maicena o almidón de maíz
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la base de la tarta. Os avanzo que tiene que estar un mínimo de 1 hora en la nevera, pero si podéis dejarla 2 mejor. Así que tened en cuenta este tiempo antes de preparar la tarta.
Para ello, en un bol amplio batiremos con unas varillas eléctricas la mantequilla hasta pomarla, que es cuando se vuelve como más cremosa y blanquecina. Entonces le agregaremos el huevo y batiremos unos segundos hasta homogeneizar. Que veamos que el huevo se ha integrado. Reservaremos.
Paso 2:
En otro bol mezclaremos las 2 harinas con el azúcar glas y la pizca de sal. Removeremos bien. Incorporaremos estos ingredientes al bol anterior y con una espátula removeremos hasta obtener una especie de mezcla arenosa pero homogénea, que no veamos restos de mantequilla pero sin mezclar de más. Lo justo para que quede todo unido y podamos formar una bola. La aplanaremos un poco, para que luego nos cueste menos estirarla, y la envolveremos en papel film.
Llevaremos la masa a la nevera entre 1 y 2 horas.
Paso 3:
Mientras la masa reposa, pelaremos y cortaremos los melocotones. Si son orgánicos podemos dejarles la piel, lavándolos bien antes. Los cortaremos en cubitos, intentando que todos tengan el mismo tamaño para que la cocción sea homogénea. Los pondremos en un bol y agregaremos el zumo del limón y la panela. Removeremos bien para que se empape bien y después añadiremos las moras, los arándanos y la Maicena, mezclando con cuidado para no romper las frutas. Nos lo llevaremos a la nevera mientras la masa reposa.
Paso 4:
Pasado el tiempo de reposo de la masa, la sacaremos de la nevera y dejaremos que se atempere unos 10 minutos. Luego la colocaremos encima de una hoja de papel vegetal o de horno y la estiraremos con un rodillo. Si queréis evitar que se pegue podéis espolvorear un poquito de harina sobre el rodillo.
Debemos conseguir un grosor de unos 5 mm. Es un poco grueso, pero pensad que tiene que soportar un horneado largo y un relleno muy húmedo y no queremos que se rompa. ¡Este es el mejor truco!
El tamaño de la base debe ser de aproximadamente unos 35-40 cm de diámetro, no tengáis miedo de hacerla grande, pero no la hagáis muy fina, ¡recordadlo!
Paso 5:
Colocaremos el relleno en el centro, dejando unos 5 cm de margen. Con la ayuda del papel de horno, para evitar tocarla mucho con las manos, iremos doblamos los bordes de la masa hacia el interior, sin llegar a cubrir todo el relleno, debemos dejar una abertura central (fíjate en la foto).
Y no te preocupes si los pliegues quedan algo «bastos», lo bueno de estas tartas es que son muy rústicas, por lo que no debemos preocuparnos por hacer un diseño perfecto.
Paso 6:
Nos llevaremos la galette al horno, pre-calentado a 180ºC, durante unos 40 min. Debemos ponerla a media altura, para que no se nos queme por ninguno de los lados. El punto ideal es un poco doradito, asegurándonos que se cuece la masa.
No os preocupéis si veis que el relleno va soltando jugo, es normal, pero la masa lo aguantará. Si recordáis, hemos agregado almidón de maíz a la mezcla, lo que dará consistencia al relleno y formará una especie de salsa de fruta a medida que enfríe.
Paso 7:
Pasado el tiempo de horneado, comprobamos que la masa esté bien hecha y el relleno blando y la sacaremos para dejarla enfriar sobre una rejilla. Podemos dejar que enfríe por completo y, de forma opcional podemos espolvorear azúcar glas por encima, para darle un toque elegante y delicioso. Pero también podemos comerla tibia, ideal para los más golosos, que pueden añadirle una bola de helado por encima, así como para una tarde de invierno en la que queremos calorcito.
Es una tarta ideal para el verano, que aunque aunque suele apetecer poco cocinar, siempre nos llama algo dulce y esta es una opción sencilla y rápida de preparar. Y, aunque tengamos que encender el horno para poder hacer esta galette, el resultado os aseguro que merece la pena.
Pero también os digo que es tan versátil y está tan rica que apetece en cualquier época del año, ¡os animo a probarla en otra temporada con otras frutas!
La tarta os aguanta bien 3 o 4 días, si veis que hace mucho calor la podéis poner en la nevera. ¡Y un truco! Si no la coméis en el momento, calentadla unos segundos antes en el microondas, revive la tarta en un segundo y el sirope o jugo de las frutas se derrite ligeramente y tu paladar verá las estrellas (en el buen sentido).
¡DISFRUTAD!