Este manjar tradicional de la cocina italiana se consume habitualmente como aperitivo. La focaccia es toda una delicia, nutritiva y muy variada. Además, aunque es una receta de «pan» y eso puede asustar a algunos, en realidad es una receta bastante sencilla. Para los que ya amasáis desde hace tiempo, no será ningún reto. Y para los que os estéis iniciando en el mundo panero os resultará una receta mucho más sencilla de lo que os pensáis. Como en cualquier receta de pan, los ingredientes son muy básicos y comunes, por lo que eso es otro punto a favor de esta receta.
La focaccia tradicional italiana es blanda y ligeramente crocante en la superficie. El secreto de este equilibrio perfecto es el aceite de oliva extra virgen y el cariño en el amasado. Dejar que fermente el tiempo necesario también es clave para conseguir un resultado de 100. Como os decía, sus orígenes son inciertos, pero lo que sí es verdad es que hoy en día cada región italiana conserva celosamente su propia receta, que además puede ser dulce o salada, rellena con embutidos o recubierta con tomates cherry y orégano. Lo clásico pero, sin duda, es condimentarla con hierbas aromáticas. Y lo que es segurísimo es que, en cualquier variación, el ingrediente principal de la focaccia es lo que los italianos denominan «oro líquido»: el aceite de oliva extra virgen.
En el blog no es la primera vez que cocinamos focaccia, de hecho tenéis 3 recetas diferentes y en cada una os cuento un poquito sobre este maravilloso y famoso aperitivo:
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La focaccia clásica: recetas hay para aburrir, pero esta es la que yo cocino siempre en casa y que me parece que es muy sencilla. Aunque se parece a la receta que haremos hoy de focaccine morbide, es más sencilla y no requiere de tanto tiempo de fermentación. Esta receta os da las cantidades para preparar 2 focaccias grandes, así que es perfecta para preparar como aperitivo cuando tenéis invitados: También podéis dividir las cantidades para hacer solo 1.
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La focaccia con pomodorini: parte de la base de la receta clásica y simplemente os enseño otra manera de condimentarla. Esta versión creo que es una de mis preferidas, la verdad que me encanta el sabor de los tomatitos sobre la masa de pan, que combina a la perfección con los granos de sal gorda que le dan esa chispa a la mezcla.
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La focaccia con berenjena: esta versión es una maravilla. La primera vez que la cocinamos en casa fue en una comida que teníamos con amigos y fue todo un éxito. Se acabó en un abrir y cerrar de ojos, y desde entonces se ha convertido en un must. Se pocha la cebolla con un poco de miel y se hornea la berenjena con miel y aceite, incluso se le puede poner un poco de mozzarella y el resultado está para mo-rir-se.
No os asustéis por el tiempo de levado, la masa lo hace sola así que no hay de qué preocuparse jajaja. Si os es más sencillo, en los destacados de mi perfil de Instagram os he dejado la receta paso a paso que cocinamos hace unos días. ¡Estoy segura que os saldrá de maravilla!
Ah!, también deciros por lo que respecta a los toppings, podríais no ponerle nada. Lo básico sería la sal gorda y solo con eso ya están maravillosas, pero podéis ponerle cualquier cosa. Incluso podríais pintarlas con un poco de salsa de tomate casera y un poco de orégano, ponerle unas gotas de aceite y unas hojas de romero fresco, usar jamón y queso,… ¡Son muy versátiles! Pero también os digo que lo mejor de la focaccia es la masa, por o que cuanto más sencillas más ricas, o al menos para mí.
Tiempo total: 75 min + 15 horas fermentación (os recomiendo hacerla en 2 días)
Raciones: 8 focaccine
Dificultad: Media
Ingredientes:
- 400 gr harina de trigo
- 10 gr levadura fresca
- 1 cdita azúcar blanco
- 120 ml leche a temperatura ambiente
- 130 ml agua a temperatura ambiente
- 80 ml aceite de oliva (o lo necesario)
- 7 gr sal
- Toppings: aceite de oliva, sal gorda, orégano, tomates cherry, cebolla
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos mezclando en un bol la harina, la levadura desmigada y el azúcar. Después, mientras vamos mezclando con una cuchara o una espátula, iremos vertiendo los líquidos poco a poco. Cuando ya hayamos agregado toda la leche y el agua, removeremos un poco más (costará un poco con la cuchara) y entonces agregaremos la sal.
Lo pasaremos a la encimera enharinada y amasaremos unos 8-10 min. A medida que vayamos amasando iremos agregando el aceite, en varias tandas. Es una receta que lleva bastante cantidad de aceite, pero según la harina, la temperatura de los líquidos o del ambiente o de otros factores, la masa puede estar más o menos seca. Así que es mejor ir agregando poco a poco hasta que veamos que está bien hidratada. Puede variar entre 60 y 80 ml. Seguiremos amasando hasta obtener una masa lisa, elástica y que no se pega a las manos.
Paso 2:
Haremos una bola con la masa y la pondremos en un bol engrasado con aceite. Estiraremos desde los bordes hacia el centro, daremos la vuelta y taparemos con film o un trapo. Dejaremos que leve 3 horas. Después la llevaremos a la nevera para que fermente otras 10 horas.
Al sacarla de la nevera, la dejaremos atemperar media hora.
Paso 3:
Luego dividiremos la masa en 8 porciones, de entre unos 80 y 90 gr cada una. Bolearemos cada porción y la estiraremos con un rodillo en un diámetro de entre 7 y 10 cm.
Pondremos las porciones en una bandeja de horno y las taparemos de nuevo con un trapo y las dejaremos levar entre 1 y 2 horas.
Paso 4:
Pre-calentaremos el horno a 210ºC. Mientras se calienta, haremos los hoyos en cada focaccia ya levada (con el dedo índice) y agregaremos los toppings deseados. Yo las pinté todas con un poco de aceite de oliva. A unas les puse un poco de orégano y sal gorda. A las otras unos cherrys en rodajas, unas tiras de cebolla y sal gorda.
Las hornearemos 12-15 min o hasta que estén doradas. Al sacarlas del horno, las dejaremos enfriar en una rejilla.
Y listo, así de fácil es preparar estas maravillosas focaccias individuales.
¡Hasta la próxima!