Uno de los dulces más caseros y típicos de Italia es la crostata. Hoy en día las hay de muchos tipos diferentes, dulces, saladas, más o menos elaboradas, con variedad de rellenos,… Pero la más clásica de todas siempre será la crostata alla confettura di albicocche, es decir, tarta o crostata de mermelada de albaricoques. Es un dulce muy gustoso y suave, para mí casi que adictivo, y cuyo proceso se puede agilizar mucho si ya compráis la masa ya hecha, ya que solo hay que esperar el tiempo de horneado.
De todas formas, os recomiendo al 100% preparar la masa quebrada casera. Es una receta sencilla, sobretodo el proceso que os traigo para esta versión. Solo hay que mezclar unos cuantos ingredientes y conseguir formar una bola. Sin más complicación. Hacer la masa de la tarta en casa mejorará muchísimo el sabor del postre, así como su calidad. Hace tiempo, cuando empecé con el blog, me daba bastante miedo enfrentarme a masas quebradas o similares, pero realmente no son complejas de preparar y las versiones que os he compartido en el blog en estos años quedan estupendas (aunque quizás no sean las del restaurante más top del mundo jajaja). Por si os interesa, aquí os dejo otras opciones de masa:
- Galette de tomates y calabacín: se trata de una especie de crepe salada, con una masa casera que recuerda a la quebrada y que se presenta de forma muy rústica e imperfecta. En esta receta encontraréis 2 versiones para preparar la base: con o sin mantequilla, de manera de poder hacerla vegana.
- Galette dulce de frutas: esta es una de mis recetas favoritas de todo el blog. Es una tarta rústica deliciosa
- Tarta de peras, jengibre y limón: es un pie de peras especiado y con un sabor intenso, con una base de masa tipo sablé, similar a la masa quebrada pero que no lleva líquido en su elaboración.
- Crostata de espinacas: en la elaboración de esta masa no usamos huevo y optamos por un relleno salado de espinacas, variedad de quesos, piñones y tomates cherry. Una combinación deliciosa y muy otoñal.
- Tarta salada de peras y queso: la base es muy similar a la receta que os traigo hoy, pero el relleno es totalmente diferente. Optamos por una versión salada, pero con elementos dulces. El contraste que se crea entre el dulzor de la pera y la intensidad del queso de cabra y queso feta es exquisito.
Os aseguro que es una tarta o pie perfecta para cualquier ocasión, ya sea para celebraciones, para comidas o cenas con invitados o para darnos un capricho el fin de semana. Además su diseño es muy bonito. ¿Sabíais que el enrejado de encima no es algo decorativo, aunque también, sino que sirve para que la mermelada no se cueza y se queme durante el horneado y que le entre el aire necesario a la masa para que se cueza de forma uniforme y perfectamente? ¡Uau!
¡Y recordad que la podéis rellenar de lo que más os guste! Incluso podéis preparar vosotros mismos la mermelada en casa, para acabar de rizar el rizo 🙂
Tiempo total: 95 min
Raciones: 1 tarta
Dificultad: Media-baja
Ingredientes:
- 215 gr harina de trigo
- 10 gr miel (opcional)
- 110 gr mantequilla fría
- 80 gr azúcar glas
- Ralladura 1 limón (opcional)
- 3 yemas
- 300 gr mermelada albaricoque (o al gusto)
- Leche o huevo para pintar
*Nota: también podéis comprar la masa quebrada ya hecha, pero contad que necesitaréis 2 láminas para poder hacer los detalles de encima.
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la masa. Para ello, lo primero será mezclar la harina, la mantequilla bien fría y la miel hasta conseguir una especie de arena. Lo mejor será hacerlo en un procesador de alimentos potente, procesando solo unos segundos, en pequeños golpes, hasta tener una especie de compuesto arenoso. Lo pasaremos a un bol, tamizaremos el azúcar glas y agregaremos la ralladura. Removeremos con una cuchara o varillas para integrar a la mezcla.
Paso 2:
Haremos un agujero en el centro y añadiremos las yemas. Usaremos nuestros 3 dedos centrales para ir removiendo las yemas y poco a poco ir agregando mezcla arenosa de los bordes hacia las yemas. Amasaremos un par de minutos, tiene que ser rápido para no derretir la mantequilla con el calor de nuestras manos, lo justo hasta tener una masa compacta con la que podamos hacer una bola. La envolveremos en film y la llevaremos a la nevera 30 min (si es 1 hora no pasa nada, puede estar hasta 24h).
Paso 3:
Sacaremos la masa de la nevera y la pasaremos a la encimera generosamente enharinada. Espolvorearemos harina por encima de la masa y en el rodillo y la estiraremos en un círculo de 0,5 cm de grosor. Con cuidado, porque puede estar algo quebradiza, la transportaremos al molde (de tipo quiche), que tenemos que haber engrasado bien con mantequilla y harina para que no se pegue. Apretaremos bien la masa al fondo y a los bordes para darle forma y recortaremos los sobrantes para que nos quede a ras del molde. Os recomiendo usar un molde de entre 20 y 24 cm de diámetro.
Pincharemos la base con un tenedor y la rellenaremos con la mermelada (o el relleno deseado).
Paso 4:
Volveremos a hacer una bola con los recortes y la estiraremos en un rectángulo largo (recordad enharinar la mesa y la superficie de la masa para que no se pegue). Cortaremos tiras de aproximadamente 1 cm, con un cuchillo o con un cortapastas para que queden unas ondas. Repartiremos las tiras de forma uniforme por encima de la mermelada, primero en una dirección y luego en la otra, de manera de formar unos rombos.
Para los lados más cortos seguramente tendréis recortes que os sobren, que los podéis volver a amasar para ir haciendo más tiras.
Paso 5:
Pintaremos la masa con leche o bebida vegetal y nos llevaremos la tarta al horno, pre-calentado a 165ºC, durante 40 min o hasta que veamos que se ha cocinado bien la masa y que está doradita. Os recomiendo ponerlo en la parte media o inferior del horno, para que la base se cocine bien y no se queme la superficie.
Os recomiendo conservar la crostata en la nevera, y os aguantarás hasta 3 días. Si hace frío, como ahora estos días, también la podéis conservar a temperatura ambiente, pero entonces mejor consumirla en un par de días. En ambos casos, cubierta con papel film o aluminio, para que no se seque.