Empecemos por el principio, valga la redundancia. ¿Qué son los scones? Los british scones son unos tradicionales panecillos dulces que habitualmente se sirven con el té de media tarde (aunque hoy en día se hacen tanto dulces como salados, a todas horas e incluso como acompañamiento en las comidas), por todo el Reino Unido. Son como unos bollitos individuales, similares a una galleta pero algo más gruesos, y que se suelen rellenar de mermelada o clotted cream.
Son unos panecillos muy fáciles de preparar y con ingredientes de lo más básicos. Su masa no requiere de amasado ni reposo, así que también son rápidos de preparar. Si deseado, se pueden enriquecer con pasas, frambuesas, higos, moras, o arándanos como lo haremos hoy. Aunque la versión básica también está deliciosa.
De todas formas, hoy vamos a preparar la versión estadounidense de scones, pues como ya sabemos cuando las recetas las adoptan otras regiones siempre surgen modificaciones. En Estados Unidos hacen una versión más seca, más grande y mayoritariamente dulce; y se suelen elaboración frutos rojos, frutos secos o chocolate.
La versión de scones con arándanos que os traigo hoy os aseguro que no es para nada seca, todo lo contrario, es bien esponjosa y llena de sabor. Y además le daremos un tocazo crujiente añadiéndole un streusel de mantequilla por encima. El streusel es una especialidad de la gastronomía alemana, que en realidad su nombre como tal (procede del verbo «streuen«) lo que quiere indicar es esparcir, espolvorear, dispersar,… Así pues hace referencia a esparcir una preparación sobre un pastel, tarta o pan. Vamos, seria una especie de crumble.
Es una receta ideal para tener un capricho dulce durante la semana, pero también son una opción ideal para celebraciones, ya sea un cumpleaños, una fiesta o reunión con amigos y/o familia.
Tiempo total: 45 min
Raciones: 8 scones
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- Masa scones:
- 270 gr harina todo uso
- 115 gr azúcar blanco
- 3 cditas levadura química
- 1/2 cdita sal
- 70 gr mantequilla fría a cubos
- 100 gr yogur griego
- 6-8 cdas nata para montar
- 2 cditas extracto vainilla
- 200 gr arándanos (pueden ser naturales o congelados)
- Crumble/streusel:
- 70 gr harina todo uso
- 3 cdas azúcar blanco
- 3 cdas panela
- 1/4 cdita canela
- 1 pizca sal
- 40 gr mantequilla fría a cubos
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la masa de los scones. Para ello mezclaremos los secos: la harina, el azúcar, la levadura y la sal. Luego, añadiremos los cubos de mantequilla (bien fría!) y con un aplastador de patatas o con las mismas manos, integraremos la mantequilla con los secos, hasta tener un tipo de arena gruesa. Si veis que la mantequilla está muy blanda, poned unos minutos la mezcla en el congelador para que vuelva a estar fría.
Paso 2:
A la mezcla anterior añadiremos el yogur, 6 cucharadas de nata y la vainilla. Con un tenedor lo mezclaremos todo bien. Si vemos que la masa está muy seca y no podemos formar una bola, podemos añadir 1 o 2 cucharadas más de nata. Debemos conseguir una masa húmeda, algo pegajosa, pero con la que poder formar una bola. Agregaremos los arándanos e integraremos con cuidado, para no romperlos.
Paso 3:
Haremos una bola con la masa y luego la aplanaremos con las mismas manos en un círculo grande, de unos 20-25 cm de diámetro y un grosor uniforme en toda la superficie. Podéis hacerlo directamente sobre un papel vegetal o, si lo preferís, dentro de un molde. Nos lo llevaremos a la nevera mientras preparamos el streusel.
Paso 4:
Para el streusel, mezclaremos todos los ingredientes menos la mantequilla. Luego agregaremos los cubos fríos y amasaremos como chafando, hasta que consigamos una especie de migas gruesas, sin “grumos” demasiado grandes, al igual que si estuviéramos haciendo un crumble.
Paso 5:
Recuperaremos la masa de la nevera y la pintaremos con nata para montar o leche. Encima repartiremos la masa del streusel. Luego, con un cuchillo afilado cortaremos 8 cuñas grandes (podríais hacer 12 más pequeñas).
Paso 2:
Nos llevaremos la masa al horno, pre-calentado a 200ºC, durante 25-30 min o hasta que pinchemos y veamos que salga limpio y la superficie esté bien dorada. Lo sacaremos y dejaremos que enfríe por completo antes de comer.
Lo podéis guardar en un recipiente hermético a temperatura ambiente unos 5 días o en el congelador hasta 1 mes.