Hoy os traigo una receta que es un clásico y cuyo resultado es una maravilla. En mi familia es un must y lo preparamos para cualquier ocasión: celebraciones, comidas, sorpresas,… Realmente es una receta múy fáicl y rápida de preparar (y de comer ?) y ¡es sin horno!
Hay gran variedad de tipos de tarta de queso, pero cualquiera de ellos triunfa en cualquier parte del mundo. Siempre está en el top 5 de postres favoritos, ¿no os habíais dado cuenta? En el blog encontraréis un montón de cheesecakes, pero hoy os traigo el tradicional de Philadelphia (o cualquier otro tipo crema). Es uno de los primeros postres que preparé, así que le tengo mucho cariño. Me la enseñó una de mis mejores amigas y en cuanto la preparé una vez en casa ya no dejaron de pedirme que la hiciera. De hecho ahora hasta mi madre ha aprendido a prepararla y creo que le queda mejor que a mi ?Cada vez que la preparo me inundan un montón de recuerdos y, aún hoy en día después de tantos años, con mi amiga seguimos enviándonos fotos cuando la preparamos. ¡Aiii que recuerdos!
Tiempo total: 25 min + 4h mínimo de enfriado
Raciones: 1 tarta
Dificultad: Baja
Ingredientes:
- 300 gr galletas tipo Digestive (también puede hacerse con tipo Maria o al gusto)
- 120 gr mantequilla
- 90 gr azúcar
- 500 ml nata para montar
- 5 láminas de gelatina
- 500 gr queso crema tipo Philadelphia
- Mermelada al gusto
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos poniendo en un bol mediano agua fría, dentro del cual pondremos las láminas de gelatina para que se hidraten y se ablanden. Reservar.
Paso 2:
Moler muy bien las galletas, hasta conseguir una especie de arena. A parte, derretir la mantequilla en el microondas. En un bol grande mezclar las galletas molidas con la mantequilla, hasta que se hidrate bien.
Paso 3:
En una fuente o molde plano y redondo, estilo quiche (aunque también podríais usar un molde desmoldable más pequeño para conseguir mayor altura, pondremos una base de papel vegetal. Esto es algo opcional, pero recomendable si queréis servir el pastel en otro recipiente (plato, base,…). Si lo serviréis sobre el mismo recipiente, podéis saltaros este paso para que la presentación quede más bonita.
Paso 4:
Vertemos las galletas molidas en el recipiente y con la ayuda de una cuchara o las mismas manos vamos aplanando y presionando sobre la base. Deberemos asegurarnos que queda bien repartida y bien compacta. Una vez tengamos la base, le pondremos un papel film por encima y la llevaremos a la nevera mientras preparamos los siguientes pasos.
Paso 5:
En un cazo vertemos la nata y el azúcar. Cuando rompa a hervir bajaremos el fuego y agregaremos las hojas de gelatina ya hidratadas y blandas. Las escurriremos, las agregaremos al cazo y removeremos hasta que se disuelvan. Finalmente agregaremos la Philadelphia y removeremos a fuego bajo hasta que se disuelva. Entonces apagaremos el fuego y retiraremos el cazo.
Paso 6:
Recuperamos la base de galleta de la nevera y le vertemos la masa cremosa encima. Nos aseguramos, con la ayuda de una cuchara o lengua pastelera, que la crema está bien repartida sobre toda la superficie. Después tapamos con papel film o aluminio y lo llevamos todo a la nevera toda la noche o un mínimo de 4-6 horas.
Paso 7:
Pasado el tiempo de enfriado, es el momento de hacer la cobertura. Es recomendable que la mermelada que quieras ponerle esté fría, sobre todo si quieres consumir el postre justo acabado el tiempo de enfriado. Así pues, con la ayuda de una cuchara, vamos cubriendo toda la superficie del cheesecake. La cantidad realmente es al gusto, yo tiendo a pasarme un poquito porque me encanta.
Sería ideal que antes de servir esté al menos 1 hora más enfriando en la nevera para que el queso coja bien el sabor de la mermelada. Pero si la mermelada estaba fría, podéis servirlo directamente tras el recubrimiento.
¿Muy fácil verdad? Lo más duro es esperar a que enfríe y cuaje, ¡pero la espera vale la pena!
Dicho esto, es hora de coger una cuchara y disfrutar ?