¿Conocéis estos bollos? Son un icono gastronómico nacional, muy parecidos a los clásicos cinnamon rolls. Hacía tiempo que tenía guardada esta receta del blog de Maria Lunarillos y tenía muchísimas ganas de prepararla. Sabéis que soy una loca de la canela y no puedo resistirme. Su nombre original es kanelbullar, y en Suecia suelen tomarse en la tradicional fika o, lo que es lo mismo, la pausa para el café, que es un momento muy importante del día en el que se aprovecha para desconectar del trabajo y pasar un rato agradable con los compañeros, amigos o familiares.
Estos bollos suecos de canela son la receta perfecta para preparar un viernes por la tarde y tener el mejor desayuno dulce y casero para el finde. A diferencia de la versión estadounidense de los cinnamon rolls, los bollos suecos son una masa fermentada poco dulce por sí misma, que luego sí se rellena de dulce, pero es más equilibrado. Los ingredientes clave que dan el aroma tradicional a estos bollos son la canela y el cardamomo, y el resultado es un sabor increíble. Además, la particularidad es que la mantequilla, es decir la grasa, se añade al principio del amasado y no a la mitad, como es habitual, lo que hace que interfiera con la formación del gluten y consigamos una masa esponjosa. El secreto de esta masa también está en usar harina panadera, esto es muy importante. Os dejo aquí la que uso yo.
La forma clásica y tradicional es la de rollo y es muy sencilla de hacer, pero si lo desearais también podríais prepararlos en forma de nudo o espiral, así le daréis un toque de diseño divertido y bonito. En el blog tenéis algunos ejemplos como los bollos de pasas y canela o los rizos de chocolate.
Tiempo total: 3 horas (aproximadamente)
Raciones: 14 bollos (aproximadamente)
Dificultad: Media
Ingredientes masa:
- 210 gr leche entera
- 75 gr mantequilla
- 250 gr harina panadera
- 140 gr harina de fuerza
- 4 gr levadura seca para pan
- 1 cdita sal
- 70 gr azúcar blanco
- 1/2 cdita semillas de cardamomo
- 1 cdita canela
Ingredientes relleno:
- 100 gr mantequilla a temperatura ambiente
- 100 gr panela
- 1 y 1/2 cdita canela
- 1 huevo
- Azúcar perlado
*Nota: si queréis, podéis hacer una versión saludable y vegana de esta receta. La leche podría ser de avena o almendra, la mantequilla la podéis sustituir por aceite de oliva y el azúcar podría ser de coco. Para el glaseado, en vez de huevo, podrías optar por sirope de agave y agua, solo tendríais que llevar a ebullición 2 cdas de cada sin dejar de remover y pintar los bollos al salir del horno y no antes como con el huevo.
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos calentando la leche en un bol grande al microondas o en un cazo y, cuando esté a unos 40 ºC o 50 ºC, sin que hierva, le añadiremos la mantequilla para que se derrita. Removeremos enérgicamente para que se vaya derritiendo, será más fácil si está a temperatura ambiente. También agregaremos la levadura y removemos bien para disolverla.
Paso 2:
En el bol anterior añadiremos la harina panadera y removeremos con una cuchara o espátula y movimientos enérgicos durante 5 min. A continuación agregaremos la harina de fuerza, el azúcar, la sal y las especies. Mezclaremos con una cuchara y cuando veamos que se ha absorbido la harina la pasaremos a una encimera sobre la trabajarla. Si lo hacemos a mano, nos llevará unos 10 o 15 min: amasaremos con el amasado francés o estirando la masa y doblándola sobre sí misma, apretando con los puños y las palmas de las manos. Seguiremos hasta que pase la prueba de la membrana. Si lo hacemos con un robot os recomiendo seguir el amasado de intervalos de 1 o 2 min con reposo de 10 o 15 min, también hasta conseguir que pase la prueba de la membrana.
Paso 3:
Cuando la masa esté blanda y elástica y hayamos podido comprobar que pasa la prueba de la membrana, estará lista para hacer una bola y ponerla en un bol aceitado en el que fermentará. Dejaremos los pliegues hacia arriba y taparemos con papel film y dejaremos reposar. Debe fermentar entre 1 y 2 horas, no es necesario que doble el tamaño, pero como la leche estaba caliente y si tenemos un ambiente cálido, veréis que crece mucho en poco tiempo.
Paso 4:
Cuando queden unos 5 o 10 min para que la masa esté lista, avanzaremos con el relleno para tenerlo preparado a la hora de estirar la masa. Para ello mezclaremos todos los ingredientes en un bol, mezclando de forma enérgica para que se combinen bien y nos quede una mezcla que podamos extender.
Paso 5:
Pasado el tiempo del primer fermentado, volveremos a poner la masa sobre la encimera y la desgasificaremos bien. Amasaremos bien para quitar todo el aire, aplastando con la mano sin miedo. ¡No queremos que nos queden huecos en la masa! Entonces la estiraremos con un rodillo, antes enharinando de forma abundante la superficie de trabajo. Debemos dejarla de máximo 1 cm de alto, más o menos debemos conseguir un rectángulo de unos 20×30 cm.
En este punto esparciremos el relleno por toda la superficie, pero dejando 3 dedos en el lateral más largo sin pintar para poder sellar. El rellenos estará un pelín duro pero con cariño y paciencia lo podréis estirar sin problema por toda la superficie. Podéis hacerlo con una cuchara o espátula.
Paso 6:
Enrollaremos la masa hacia el extremo sin relleno. Pintaremos con un poco de agua o leche el extremo sin rellenar y lo pegaremos bien con unos pellizcos al resto de la masa. Entonces cortaremos toda la masa en rodajas de unos 2 cm de ancho, intentando que todos los rollos tengan el mismo grosor para que se cocinen de forma uniforme. Iremos colocando los bollos en un molde, bandeja, fuente,… con una separación de unos 2 o 3 dedos entre ellos para que tengan sitio de levar. Si lo hacéis en molde, podéis hacer que se toquen ligeramente, así al levar se unificarán y os quedará como una especie de tarta.
Paso 7:
Taparemos de nuevo con papel film los bollos, tocando la masa para que no se seque. De nuevo no hace falta que doblen el tamaño pero sí que crezcan. Lo mejor es llevarlos a un lugar cálido. Cuando hayan crecido, pintaremos los bollos por arriba y los laterales con el huevo batido, siendo generosos. Espolvorearemos azúcar perlado por encima de todos los bollos y los hornearemos, con el horno pre-calentado a 250ºC, durante unos 10 min o hasta que veamos que están bien dorados. Como veis es una temperatura elevada: en la repostería sueca lo hacen así para conseguir una corteza crujiente y un interior blando. Y lo cumple por completo, están muy esponjosos y suaves, pero con la parte superior crujiente que se combina con el azúcar perlado.
Cuando los saquemos, los dejaremos enfriar sobre una rejilla, aunque no por completo. Lo tradicional es servir estos bollos cuando aún están un poco calientes y la masa está blanda.
Para conservarlos lo mejor es en un recipiente hermético y os aguantarán unos 3 días, aunque se irán reblandeciendo con el paso del tiempo. También, si lo deseáis, podéis congelarlos y consumirlos más adelante.
¿Os ha picado el gusanito verdad? ¡A cocinar!