Mi amor por los bagels viene de lejos. Cuando estaba en segundo de carrera tenía ganas de explorar el mundo y empezar a formar mis experiencias y mi futuro. Así que cogí y me fui a vivir a Londres 4 meses, como Aupair, y me alojé en casa de una familia encantadora con sus tres niños preciosos, aiii que recuerdos. En fin, a lo que íbamos, viviendo allí y en un hogar inglés, te adaptas e inevitablemente acabas acostumbrándote a sus costumbres, a su día a día. Como sabéis, en Inglaterra la comida no es muy abundante, su lunch suele ser un pequeño bocata con unos vegetales y poco más. Lo habitual en mi familia era untar unos bagels con Philadelphia y añadirle algún embutido y tomates cherry. Así que poco a poco se fue convirtiendo en mi día a día también y, como podéis imaginar, volví adicta a estos panecillos.
Pero cuando volví a Barcelona me di cuenta que aquí ¡no los hacían! Aunque en Estados Unidos y Reino Unido son un must, aquí no habían llegado. ¡Vaya chasco! Pero por suerte, no mucho después nació la moda del brunch y ahí vi la luz. Como todo moda importada, también se importa la comida y poco a poco empecé a ver más panes en los restaurantes y supermercados.
De todas formas, no es un pan que encuentres en todos los supermercados, así que cuando viajo siempre intento traerme algún paquete ? Y desde que abrí este blog, otra solución ha sido ¡cocinarlos yo! Mi cuñada, otra super fan de los bagels desde que vivió en Nueva York, está encantada con esta receta y siempre que los cocino guardo unos cuantos para ella. ¿Alguien más se apunta? ¿No dicen eso de que la buena comida une a la gente y que los mejores momentos son los que se disfrutan compartiendo? ¡Pues vamos a uniros a preparar esta receta de pan casero y a llenar nuestras cocinas de olor a pan recién hecho! Os aseguro que es un olorcito que da un placer increíble, sobretodo después de haberlo amasado tú mismo ☺️
Hace un tiempo os traía ya una receta de bagels caseros, pero he querido probar otra versión (muy parecida) y están igual de exquisitos. Los haremos con semillas por encima, pero también pueden no llevar nada (son los clásicos) o solo un solo tipo de semillas, podéis echarle especias en la masa, frutos secos,… Es una receta bastante sencilla, parecida a la de cualquier otro pan, con la diferencia de que se hierven antes de hornearlos, lo que permite conseguir una masa densa y esponjosa y una corteza crujiente.
Y por lo que respecta al relleno, ¡vuestra imaginación es el límite! Mi preferido, y el más clásico, es untar los panecillos con queso crema tipo Philadelphia y salmón ahumado. ¿Con qué lo acompañaréis vosotros?
Tiempo total: 150 min (aproximadamente, dependerá del tiempo de levado y reposo de la masa)
Raciones: 8-10 bagels
Dificultad: Media
Ingredientes:
- 600 gr harina de trigo todo uso
- 2 cdtas levadura seca para pan (no instantánea) o 4 cdas levadura fresca
- 340 ml agua tibia
- 1 cda aceite de oliva
- 50 gr miel
- 3 y 1/2 cadas azúcar blanco
- 2 cditas sal
- 2 cdas bicarbonato (para hervir los bagels)
- 1 huevo para pintar
- Semillas variadas al gusto (yo usé de calabaza, de sésamo y de amapola)
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos preparando la levadura, para ello calentaremos el agua hasta que esté tibia (no más de 40ºC), agregarle la miel y verter dentro la levadura. Removeremos bien y lo dejaremos reposar alrededor de 10 min, que veamos que haya burbujeado toda la superficie. Si no lo hace, significará que la levadura ha muerto (seguramente porque la leche estaba muy caliente) y deberéis repetir el proceso. Esto vale tanto para la levadura seca para pan como la fresca. Si usarais levadura seca instantánea podríais saltaros este paso y agregar directamente la levadura sobre la harina en el siguiente paso.
Paso 2:
A continuación, en un bol grande verteremos la harina, el azúcar y la sal, removeremos bien y haremos un hoyo en el centro. En él verteremos la mezcla de agua, miel y levadura y también añadiremos el aceite. Empezaremos a integrar con una espátula o tenedor, agregando harina de los bordes hacia el centro para que empiece a integrarse. Seguiremos removiendo con la misma herramienta hasta que ya no podamos continuar porque se nos engancha mucho.
En este punto seguiremos incorporando con las manos y amasaremos unos 10 o 15min o hasta que veamos que la masa está elástica y no se pega a las manos.
Paso 3:
Cuando hayamos conseguido la consistencia adecuada para la masa, pintaremos un bol con un poco de aceite y colocaremos la masa dentro en forma de bola. También pintaremos un poco la superficie de la masa para evitar que se seque y la taparemos con papel film. Dejaremos la masa así hasta que haya levado y duplicado su tamaño. Para ello debemos ponerla en un lugar cálido, entre 20ºC y 25ºC, pero nunca al lado o encima de una fuente de calor (por ejemplo un radiador). Si en vuestra ciudad o casa hace mucho frío, podéis poner la masa en el horno a 30ºC (si tienes esta temperatura mínima) o con solo la luz encendida y así darle el calor que necesita. Si la dejamos en un lugar templado, en alrededor de 1 hora o 1 hora y media la tendremos lista.
Paso 4:
Cuando la masa haya duplicado su tamaño, la dividiremos en 8 o 10 porciones iguales. Dependiendo del tamaño de bagel que queráis conseguir los podéis hacer más o menos grandes, pero intentad que todas las porciones sean parecidas para que se cocinen en el mismo tiempo. Mientras trabajamos cada porción vamos a tapar las otras con un trapo para que no se sequen.
El proceso es el siguiente: estiramos cada porción un una especie de churro o rollo alargado, intentando que tenga el mismo grosor en toda la porción. Luego colocaremos nuestra mano en el centro del rollo y doblaremos cada extremo hacia el centro, sobre nuestra mano, le daremos la vuelta y lo estiraremos (moveremos hacia delante y hacia atrás la mano) hasta que se unan los extremos. Debemos dejar bastante agujero en el medio, pues deben volver a levar y durante la cocción y horneado la masa crece y no queremos quedarnos sin el característico agujero central. Iremos colocando cada bagel en una bandeja de horno forrada con papel vegetal. No es necesaria mucha separación entre los bagels.
Si no os acaba de convencer esta técnica, podéis bolear cada porción y cuando tengáis una bola lisa, aplanarla un poco y con un tapón o molde circular cortar la masa del centro. También podéis clavar el dedo en el centro y con la palma de la mano ir abriendo el agujero a medida que le vais dando vueltas al panecillos sobre vuestra palma.
Paso 5:
Cuando hayamos terminado con todas las porciones, las taparemos con un trapo y dejaremos que leven otros 20 o 30 min.
Pasado este tiempo, llenaremos una olla de agua y la llevaremos al fuego. Debemos conseguir un hervor ligero, con alguna burbujita pero no mucho. Cuando lleguemos a este punto agregaremos el bicarbonato y nos aseguraremos de ir controlando el fuego para que se mantenga el agua a ese hervor. Iremos introduciendo de uno en uno o de dos en dos (dependiendo de la medida de vuestra olla) los bagels. En cuanto floten, tardarán entre 30 seg y 1 min, los sacaremos con una espumadera, escurriremos un poco y los colocaremos de nuevo en la bandeja.
Os comento lo de no poner más de uno porque no nos interesa que se toquen entre ellos y si tenemos muchos no podremos controlarlo. También hay que controlar que no se peguen a la base de la olla.
Paso 6:
Cuando hayamos hervido todos los bagels, batiremos el huevo y los pintaremos. Si queréis aligerar un poco el huevo podéis echarle una cucharadita de agua. Los pintaremos con cuidado, para no perder el volumen conseguido. Y no os preocupéis si se arrugan un poco, es normal.
Sobre el huevo esparciremos las semillas que hayamos escogido (o nada, si los queréis hacer clásicos) y los llevaremos al horno, pre-calentado a 200ºC, durante unos 20-25 min o hasta que estén dorados. No los pongáis muy arriba o se os quemarán de seguida y no se os cocerán por dentro.
Paso 7:
Cuando estén listos, los sacaremos del horno y los dejaremos reposar en la misma bandeja unos 10 min. Después los llevaremos a una rejilla para que enfríen por completo y no se humedezcan con el calor de la bandeja.
Cuando estén fríos del todo, ¡ya los podremos devorar! Solos, sin relleno, están de muerte y deliciosos, pero no puedo resistirme a untarle un poco de Philadelphia y ponerle una lonchita de salmón.
Para conservarlos, lo mejor es en un recipiente hermético. Una vez fríos los podéis congelar como cualquier otro pan. Si no, os pueden aguantar bien unos 2-3 días, pero como cualquier pan va endureciendo. Un truco para recalentar los bagels es mojarlos debajo de un chorrito de agua y luego meterlos al horno o sandwichera hasta que se doren nuevamente. ¡Los revive por completo! También podéis usar una tostadora, los partís por la mitad y los tostáis un par de minutos, ¡quedarán como nuevos!
Luego le agregáis la mermelada, el embutido, la lechuga, rosbif,… lo que queráis y a disfrutar.