Para Todos los Santos, además de la previa de Halloween tan extendida mundialmente, cada país tiene sus tradiciones. En Cataluña, de donde soy yo, por ejemplo, es muy típico comer los panellets, hechos a base de almendra y boniato o patata, con variedad de coberturas. ¡Mmm me encantan!
Navegando en busca de recetas tradicionales me topé con estas deliciosas galletitas típicas de Inglaterra e Irlanda y cuyo origen se remonta a la Edad Media, precisamente para el día de Todos los Santos. Los niños las pedían de puerta en puerta y a cambio cantaban canciones y oraciones por los muertos. Se decía que por cada Soul Cake (soul en inglés significa «alma» y cake «tarta» o «galleta») que se comía se liberaba un alma del Purgatorio.
Estos pastelitos o galletas generalmente se rellenaban con especias como nuez moscada, canela, jengibre u otros ingredientes dulces, como pasas o grosellas, y antes de hornear se coronaban con la marca de una cruz para indicar que se trataba de limosnas. Tradicionalmente, además, se servían en las casas con copas de vino en la víspera de Todos los Santos, como ofrenda por los muertos. Hecho curioso, puesto que aquí en Cataluña hacemos lo mismo con los panellets, pues los acompañamos con Moscatell, un vino dulce en el que predominan las notas afrutadas y que tiene un color castaño a caoba intenso, con aspecto denso y lágrima amplia.
Como podéis ver, recuerda mucho a Halloween, de hecho se cuenta que fueron los irlandeses emigrados a Estados Unidos los que exportaron la tradición, que luego los americanos fueron haciendo propia con las calabazas y disfraces.
En resumen, esta receta de Soul cakes o galletas del alma es perfecta para preparar unas mini delicias muy ricas y llenas de significado. A partir de ahora ya podemos añadirla en nuestra lista de recetas tradicionales para Todos los Santos. ¡Vamos allá!
Tiempo total: 60 min + tiempo de enfriado de la masa (1h aproximadamente)
Raciones: 45-50 galletas de 6 cm (aproximadamente)
Dificultad: Fácil
Ingredientes:
- 340 gr harina de repostería
- 150 gr panela (u otro azúcar moreno no refinado; aunque si quisierais también podríais hacerlo con azúcar normal)
- 170 gr mantequilla fría
- 1/2 cdita jengibre en polvo
- 1/2 cdita canela
- 1/2 cdita nuez moscada
- 1 huevo
- 2 cditas vinagre de manzana
Elaboración:
Paso 1:
Empezaremos tamizando la harina junto a las especies. Después agregaremos la panela y mezclaremos bien para que se reparta uniformemente.
Paso 2:
Al bol anterior le añadiremos la mantequilla cortada a pequeños cubos. Con las manos «amasaremos» o chafaremos la masa para ir poco a poco integrando los ingredientes secos con la mantequilla. Debemos conseguir una masa como arenosa pero bien integrada, sin a penas rastros de mantequilla. Cuando la tengamos en este punto, agregaremos el huevo previamente batido y el vinagre. Seguiremos integrando con las manos, esta vez si hasta conseguir una masa uniforme y bien mezclada. Haremos una bola y la envolveremos con papel film. La conservaremos en la nevera alrededor de 1 hora. Tiene que estar bastante firme, pero no dura.
Paso 3:
Pasado el tiempo de enfriado, la estiraremos sobre un papel vegetal hasta conseguir un grosor de unos 6 o 7 mm. Después cortaremos toda la masa con un cortador de galletas (o un vaso si no tenéis cortador). En mi caso era de 6 cm de diámetro y con ello me salieron unas 50 galletas, pero podéis hacerlas del tamaño que deseéis. Retiraremos los sobrantes, volveremos a hacer una bola, a estirarla y volver a cortar. Seguiremos así hasta acabar con toda la masa. Si veis que se os va ablandando podéis volver a ponerla unos minutos en la nevera para que repose.
Colocaremos las galletas en una bandeja antiadherente o sobre papel vegetal. Pueden estar bastante juntas, pues no crecen durante el horneado. Antes de llevarlas al horno, les haremos el detalle diferencial de la cruz. Para ello cogeremos un cubierto o utensilio con un mango o extremo recto y que sea más pequeño que la galleta como tal. A continuación las llevaremos al horno, pre-calentado a 200ºC, durante unos 12-15 min o hasta que veamos que están doradas. Al sacarlas del horno, las dejaremos entre 2 y 5 min en la bandeja y después las trasladaremos con cuidado a una rejilla para que enfríen y no se humedezcan.
Paso 4:
Una vez estén completamente frías, las conservaremos en un recipiente hermético y nos podrá aguantar hasta 1 semana.
¡Y voilá! ¿Fáciles verdad?
Aunque no dejemos de celebrar Halloween, porque no nos engañemos, es muy divertido disfrazarse y preparar casas del terror, estas «galletas de almas» pueden formar parte de nuestra festividad, junto a otras tradiciones. Además de súper ricos, con estos Soul Cakes ¡nos estaremos comiendo un pedazo de historia y eso mola!